domingo, 28 de febrero de 2010

¿Quién necesita Quicktime y mp3’s cuando tienes proyectores de super 8, 16 mm o grabadoras de carrete? La Cellule d’Intervention Metamkine en Radar


El año pasado, dentro de Radar 8, una de las presentaciones que más expectativa causó fue la de Nurse With Wound en el Palacio de Medicina: tuvo muchos momentos memorables, sin embargo, tal vez el elemento más impactante (más aún que ver a Steven Stapleton rapear) fueron los videos proyectados detrás de ellos, eran verdaderamente desconcertantes: paredes que secretaban carnes, familias viviendo bajo el agua, maniquíes y colchones cayendo desde muy alto. Se agradecían enormemente: una característica más o menos común de muchos artistas que utilizan video en sus presentaciones es que suelen ‘abusar’ de efectos e imágenes abstractas, o que procesan la imagen de cámaras en vivo con efectos más o menos igual de simples: difuminar la imagen, mezclar sus colores, fragmentarla. La mayoría de las veces no necesariamente se pretende que la imagen sea análoga al sonido, sino otro elemento por derecho propio; el problema es que muchas veces estas proyecciones no son demasiado interesantes, y terminan siendo si acaso un acompañante del sonido con un impacto tan grande como un protector de pantalla de computadora. Este año, Radar 9 trae a un proyecto que va más allá del concepto de “presentación con video en vivo






Formada en 1987, la Cellule d’Intervention Metamkine es un proyecto de dos cineastas y un músico: los franceses Christophe Auger, Xavier Quérel y Jérôme Noetinger. En verdad que hablamos de cineastas, no de videoastas que proyectan un quicktime durante sus presentaciones, sino de dos sujetos que montan proyectores de 16 mm, que deben estar al pendiente del cambio de carrete, que convierten el escenario en un verdadero laboratorio lleno de bobinas, focos, espejos, pantallas y latas de cinta. Por el lado del sonido, una de las primeras cosas que deben evitarse al hablar de Metamkine es separar el sonido de la imagen, no sólo es difícil tratar de explicar a qué suena Metamkine, también es injusto y parcial, pues todo su proceso para generar sonido responde en gran parte a su proceso para generar imagen. Si uno sólo escucha, encontrará efectos de sonido, distorsiones, sonidos difusos, theremins, instrumentos de cuerda. Quizá lo único que pueda caracterizar a su sonido es que este trabajo de correspondencia en vivo hace que las decisiones sean más lentas y menos formales, por lo que puede sonar abigarrado, casi hosco, pero en cuanto uno parea este sonido con la imagen y con toda la disposición de instrumentos y dispositivos en el escenario entiende que está un paso más allá de ser una relación simple de video y música. Empecemos por un ejemplo:










La Cellule de Intervention Metamkine, Navel, septiembre 2009



Lo más interesante de la Cellule d’Intervention Metamkine no es el simple hecho de utilizar proyectores en vivo, sino su complejo trabajo de edición en vivo. A partir de una idea central comienzan a disparar imágenes que se van transformando en viñetas, y el sonido, generado por sintetizadores análogos, carretes de cinta y objetos amplificados, produce una idea de soundtrack que se mezcla en una manera extraña con la imagen. Aunque no suene mucho más complicado que mezclar archivos .mov o .avi en vivo y hacer otro trabajo de edición de sonido con cualquier programa bajado de internet, hay que pensar que tener que arreglárselas con instrumentos análogos ya implica entender la continuidad de imagen y sonido de manera muy distinta: es más difícil, costoso y complicado tener un archivo de sonidos en cintas que guardar algunos gigabytes de mp3’s en el disco duro de una laptop, tan sólo su almacenaje ya representa un factor importante en lo que se hace en vivo; el tener que encender una grabadora de carrete y escuchar la cinta durante todo el tiempo que dura, sin poder perderla de vista porque eventualmente hay que cambiarla, ya hace que lo que escuchemos sea muy distinto, más involucrado desde la raíz con el sonido. Tendrán que asistir al Palacio de Medicina para poder de lo que estamos hablando pero, mientras tanto, valga decir que se trata de una experiencia de presentación en vivo completamente distinta, y aunque suene más curioso o incluso ‘promocional’ que técnico, lo que hace Metamkine en cada una de sus presentaciones es una película totalmente nueva, y también hace un escenario completamente nuevo para su presentación: tan solo la disposición de todo el equipo de Metamkine es espectacular: mediante espejos que dan la cara al escenario y una puntillosa disposición de los proyectores, la película se dispara hacia el público y es reflejada al escenario.


Video: La Cellule d’Intervention Metamkine en Suiza, marzo 2009






El trabajo de Metamkine no sólo es una acepción verdaderamente abierta del término ‘multimedia’, también es multidireccional: es un proyecto que lo mismo se ha presentado en espacios para el arte contemporáneo, foros más propios del rock, festivales de jazz, salas de concierto, galerías o cines, que ha colaborado por igual con otros proyectos visuales y con otros músicos. Su trabajo, en sus propias palabras, es completamente empírico, y la confrontación de cine y sonido en el escenario nos ofrece una rara experiencia de música liberada de su sumisión al cine, y la de un trabajo de imagen en vivo que es proyectada como si fuera música. Auger, Quérel y Noetinger disfrutan de la espontaneidad de un músico tocando en vivo al mismo tiempo que la responsabilidad de un cineasta que corta, edita y secciona la imagen al tiempo que es generada en el proyector. Con Metamkine el proceso de edición y proyección tienen que entenderse como partes de un mismo proceso muy denso, y sólo viéndolo en vivo puede entenderse.


Audio: un fragmento de una presentación de Metamkine (formato m3u)




Christophe Auger, Xavier Quérel y Jérôme Noetinger



Ahora que, por su parte, el trabajo de Jérôme Noetinger en solitario puede dar una idea de lo que podemos esperar del sonido de Metamkine el próximo 19 de marzo. Aquí algunos ejemplos:


Mp3: Jérôme Noetinger, The Toy Drummer

Mp3: Jérôme Noetinger, Sophie Agnel y Lionel Marchetti, Àpres-midi, del disco Rouge Gris Ruit

Video: Jérôme Noetinger, en vivo en Musica Genera, Varsovia, 2009

Video: fragmento de una presentación de Jérôme Noetinger






Será la noche más larga de todo Radar: cuatro presentaciones que recorren desde la exploración electrónica, la improvisación entre instrumentalistas y el trabajo multimedia. En resumen, que se trata de una presentación que abarca todo el rango de proyectos que se programan dentro de Radar, y lo mejor, todo por un mismo boleto. Ya sea por uno u otro artista, no pueden perderse de un programa completamente inclusivo y ecléctico que asegura hacer la noche de cualquiera que asista.


Cellule d’Intervention Metamkine – Jorge Haro – Burkhard Stangl & Angélica Castelló – Tony Conrad // Viernes 19 de Marzo 2010, 20:30 Hrs. // Palacio de Medicina / $200

jueves, 25 de febrero de 2010

afuera del sindicato y por primera vez en México: Tony Conrad en Radar

Este año, Radar trae a una de las figuras más significativas de Estados Unidos no sólo en el campo de la música, sino también en el del videoarte, el cine experimental, el performance y el arte sonoro, cuyo trabajo se ha presentado en espacios como el MOMA, PS1, The Kitchen de Nueva York o Tate Modern de Londres entre muchos otros, y su presentación dentro de Radar promete juntar muchos de los elementos que hacen de su trabajo uno de los cuerpos de obra más interesantes para un artista multimedia.



Tony Conrad



Tony Conrad (New Hampshire, 1940) es uno de los nombres clave para entender buena parte del camino que ha tomado el video y el arte sonoro estadounidenses de los últimos más de 40 años. La obra de Conrad, que empezó de manera más notoria en el cine (con su filme The Flicker, de 1966), comenzó a trasladar esta estructura hacia el sonido (especialmente el minimalismo de esa época) para crear un trabajo que rebasa los intereses formales para enfocarse en la experiencia directa del sonido y el paso del tiempo. Como músico, el trabajo de Tony Conrad es, aunque no demasiado extenso, de gran importancia; en particular podemos citar dos momentos, el primero data de su incorporación al Theatre of Eternal Music (también conocido como The Dream Syndicate), una agrupación que incluía a Angus MacLise, John Cale, Marian Zazeela y La Monte Young. El Dream Syndicate basaba su trabajo en entonaciones y sonidos sostenidos, los cuales el grupo llamaba dream music (y podría ser lo que hoy día conocemos como drone).

Video: Sample de Day of Niagara, de Inside the Dream Syndicate (Theatre of Eternal Music)






La aportación de Conrad a este tipo de música es muy importante: aunque ya alguien como el mismo La Monte Young había experimentado con esto mucho tiempo antes, el acercamiento de Conrad a la idea de entonación (un proceso que no será explicado aquí) fue una contribución para las generaciones posteriores que basaban su obra en este recurso. Para dar una idea del trabajo del Theatre of Eternal Music, y sobre todo de por qué el estado mental del drone era llamado dream music, vale la pena escuchar esta muestra del trabajo de Young de esa época:


Mp3: La Monte Young, Drift Study, 31-I-69

Mp3: La Monte Young, de The Four Dreams of China


Por otro lado, el segundo momento importante de Conrad en música fue su colaboración con la legendaria banda alemana Faust, referencia obligada del krautrock. Con Faust, grabó Outside the Dream Syndicate en 1972, el cual es, de hecho, el primer disco de Conrad, y a la fecha es conocido como su producción más importante y es considerado un clásico de la música drone y el minimalismo. Aquí algunos ejemplos:


Mp3: Tony Conrad & Faust, del disco Outside The Dream Syndicate: Track 1, Track 2 y The Pyre of Angus was in Kathmandu


Todo este trasfondo nos sirve perfectamente para comprender el sonido de Tony Conrad: su música puede ser una serie de sonidos prolongados no necesariamente distorsionados, pero colocados de manera que el propio sonido del instrumento se comienza a encimar y a generar una especie de ruido limpio, armónico, algo que de hecho no es ruido, sino todo lo contrario: ante una cantidad de sonido tan fino y ordenado, uno ya no puede identificar todas las fuentes, y el espectador se introduce en un flujo homogéneo, casi hipnótico; este sonido es tan extrañamente ‘puro’ que, por ejemplo, el ritmo natural del movimiento del brazo al frotar el arco del violín casi parece ser lo único que marca tiempos al desfasar esta monotonía. A diferencia de una repetición obsesiva de frases y figuras (como en Steve Reich), en donde una escucha atenta permite olvidarse de la música como tal y se empieza a prestar atención al paso del tiempo y al estado de consciencia que esto implica, en este tipo de sonidos prolongados limpios –y recordemos que hablamos de un sonido tan continuo como el del violín-, la consciencia del tiempo permanece, pero el sonido puro se acentúa, y cuando se tienen varias fuentes de sonido es difícil procesarlas todas, generando una cierta confusión auditiva: curiosamente, las maneras más efectivas de depurar el sonido suelen lograrse encimando, acumulando, atiborrando, repitiendo, soportando, y más que ruido limpio, lo que hace Conrad puede ser un ejemplo de drone limpio, lo cual no es necesariamente una contradicción.


Mp3: Tony Conrad, live in Austin, Texas, 1999 (fragmento)

Mp3: Tony Conrad con Angus MacLise, Trance #2






Creo que, dentro de Radar, podemos trazar como referencia directa de este concierto la presentación del año pasado de Nurse With Wound por sus guiños al krautrock, así como la atmósfera lóbrega que ambos comparten; no obstante, lo que hace Conrad es aún más oscuro, específicamente su música suena más oscura. Es cierto que prescinde de los samples o de los efectos de sonido que parecieran tomados de película médica de principios de siglo que Nurse With Wound trajo, sin embargo, lo que Tony Conrad hace suena más lento, abotagado, pero sobre todo, sumamente insistente. Sin embargo, si uno se limita a escuchar lo que Tony Conrad hace se está quedando sólo con la mitad. Si bien puede escucharse como una música sumamente tétrica, al ver cómo se produce este sonido uno se da cuenta que no hay ninguna pretensión sombría ni mucho menos, sino un aspecto bastante lúdico. Para producir este sonido, Conrad utiliza toda una variedad de procesos y objetos que uno no relacionaría con el sonido que generan: utiliza espejos, taladra cosas, proyecta video, convierte la luz en sonido y lo amplifica, enreda cables. Y esto es un enorme plus en sus presentaciones, pues uno no puede dejar de imaginar cómo lo estará consiguiendo. Si uno sólo cuenta con el audio, aunque falte el elemento visual, esta curiosidad de imaginarse todo lo que está detrás agrega una capa extra de información que, no obstante, enriquece la pura experiencia de oír; aquí un ejemplo:





Mp3: Tony Conrad & Stephen Vitello: Mirror/Light
(breve explicación de esta pieza: Conrad refleja una luz con un espejo, esta luz es proyectada sobre un muro y es capturada por Stephen Vitello en celdas fotosensibles, que convierten la luz en sonido, al tiempo que Conrad responde a este sonido frotando el arco de su violín contra el espejo)



Actualmente, lo que Tony Conrad hace se enfoca, como ya mencioné más arriba, en trabajo para violín con todo el respectivo trabajo de amplificación de sonido y video y demás recursos de los que se vale. Lo que haga puede encajar dentro de varias clasificaciones, pero a nivel de presentación en vivo se tratará de una experiencia única que involucra muchos medios por uno de los artistas más importantes de su campo, y definitivamente será una asistencia obligada para los asiduos de esta, la novena edición de Radar.

Para más sobre Tony Conrad, click aquí para leer una entrevista.









Tony Conrad en la sala de turbinas del Tate Modern, Londres, 2009




Video: En vivo en el Swiss Institute de Nueva York, 2007

Video: Tony Conrad con Keiji Haino, en Instal 2006

Video: Interpretación de Ten Years Alive on the Infinite Plain, en Leeds City Art Gallery, 2006

Tony Conrad en Myspace



En resumen: hagan lo que hagan, quieran ahorrar lo que quieran ahorrar, o si sólo tienen curiosidad por lo que será ver a un artista como Conrad entre músicos electrónicos, improvisadores y artistas multimedia, no se vayan a perder de Tony Conrad por primera vez dentro de escenarios mexicanos.



Tony Conrad – Jorge Haro – Burkhard Stangl & Angélica Cstelló – Metamkine // Viernes 19 de Marzo 2010, 20:30 Hrs. // Antigua Escuela de Medicina // $200

lunes, 22 de febrero de 2010

una sutil mezcla de guitarras, flautas de pico, procesamiento electrónico e improvisación entre México y Austria: Burkhard Stangl y Angélica Castelló

En la intensa noche de electrónica experimental y proyectos multimedia en el Palacio de Medicina, Radar junta a dos músicos en una sesión de improvisación que se caracterizará por un tono sutil, casi casi etéreo, en el que dos instrumentos y electrónica se mezclaran para restar en vez de aumentar, para llegar al límite de lo que se puede hacer cuando un par de artistas se entienden tan bien que pareciera que se ponen de acuerdo para hacer más silencios que ruido, o de cómo entender una cosa a través de la otra.


Burkhard Stangl y Angélica Castelló


Burkhard Stangl y Angélica Castelló son los segundos en presentarse dentro del concierto programado en el Patio de la Antigua Escuela de Medicina en la Plaza de Santo Domingo. Ambos residentes en Viena, Stangl y Castelló han tocado a dúo y en numerosos ensambles dentro de la muy productiva y agitada escena de música experimental, contemporánea e improvisación de la capital austriaca, y su interpretación conjunta dentro de Radar representará la reunión de uno de los elementos más interesantes de México con una de las figuras más sólidas de Austria. Por un lado, Burkhard Stangl (Austria, 1960) es compositor, guitarrista y artista sonoro. Ha grabado cerca de cincuenta discos y ha fundado ensambles como ton.art y Extended Heritage. Se ha presentado en festivales en Europa, América, Asia y África y compuesto música de cámara, para coro, piano y cine. Por el otro lado, Angélica Castelló (Ciudad de México, 1972) tiene como instrumento principal la flauta de pico. Realizó estudios en México, Montreal, Ámsterdam y Viena –donde reside- especializándose en la música contemporánea, experimental y electrónica, la improvisación y la composición, además de dedicarse a la organización de la serie de conciertos Neue Musik in St Ruprecht.


Mp3: Angélica Castelló, Billy Roisz y eh (Burkhard Stangl y dieb 13)






Lo que hace Stangl recorre varios rangos: desde un procesamiento muy denso de los sonidos de la guitarra hasta momentos en los que se limita a tocar notas limpias, casi acústicas, en un pareo de sonidos que pudieran recordar el trabajo del Otomo Yoshihide más “moderado”. Aunque hay que señalar que en su trabajo en colaboración con otros artistas Stangl logra manejarse desde el punto en que la guitarra es el elemento principal hasta otros en los que logra ‘pasar desapercibido’, en que todo el proceso electrónico forma capas y capas en las que la guitarra suena como si estuviera haciendo lo posible por sonar lo mínimo necesario. Cuando Stangl maneja todos los dispositivos electrónicos de rigor no esperen soundscapes genéricos o ligeros: sí, se trata de atmósferas o masas de sonido muy leves (que no es lo mismo que ligero), pero esto se debe a un trabajo sumamente cuidado (que puede explicarse por su formación de músico). Mientras que otros artistas que tienen a la guitarra eléctrica como base de la exploración electrónica pueden preferir sostener notas y manipularlas, alguien como Burkhard Stangl va un poco más allá, realmente se compromete con lo que implica ‘tocar’ una guitarra, y uno puede escuchar estos cambios (de notas limpias a masas sonoras, de un manejo más pleno de la guitarra a capas de sonido y más) en sus presentaciones en vivo. Para muestra, un par de ejemplos:



Mp3: Burkhard Stangl, Shameless


Mp3: Burkhard Stangl, Nordrand, con Christof Kurzmann, del proyecto Schnee


Mp3: Burkhard Stangl con Günther Müller, 2002



Por el otro lado, siempre será atractivo ver a Castelló tocar su llamativa flauta de pico. En conjunto con todo el procesamiento, es fascinante escuchar todos los sonidos que puede generar. Aunque poco común, cuando es posible ver instrumentos de viento a través de plataformas electrónicas siempre resulta gratificante porque uno nunca puede esperar nada claro, pueden llegar a ser tan neutrales y maleables que producen cualquier cantidad y calidad de sonidos, como una voz, que es capaz de alcanzar desde bajos ominosos y extendidos hasta notas muy muy altas. Si consideramos que el campo en el que se mueve un instrumento de viento como la flauta de pico es particularmente extenso y a esto agregamos cuánto más se puede extender cuando se pasa a través de otras plataformas, entonces podemos hablar de que la pura idea de ‘improvisación’ con este instrumento ya es suficiente para poder esperar muchas cosas. Para ejemplo de algunas de ellas, click abajo:




Mp3: Angélica Castelló, Pico de Gallo, 2007, con el proyecto Cilantro (Billy Roisz)


Mp3: Angélica Castelló, en Rhiz, Viena, con el proyecto Cilantro (Billy Roisz)


Mp3: Angélica Castelló en el festival Musica Genera, con el proyecto Cilantro (Billy Roisz)


Mp3: Angélica Castelló con el proyecto Subshrubs (Maja Osojnik, Katharina Klement, Billy Roisz), 2006: Track 1, Track 2, Track 3, Track 4









Burkhard Stangl & Angélica Castelló con Mario de Vega, 2008




Lo que creo que une el trabajo de ambos es la sutileza de su interpretación, cómo los sonidos, que no sólo son generados en vivo sino con instrumentos como son la guitarra y la flauta de pico, se entretejen con una levedad increíble. Lo que Castelló y Stangl hacen en conjunto no son, como ya mencioné, soundscapes, pues su manejo de los instrumentos es más decidido y meticuloso, pero cuando uno los escucha juntos se imagina como si estuvieran tocando con la cabeza pegada al instrumento, casi como si se estuvieran susurrando el uno al otro y sólo se alcanzaran a escuchar los siseos. Es fácil generar atmósferas leves, en donde apenas y se nota que existe la mano del artista en ellas, pero es más difícil cuando se están empleando instrumentos como tal y no refinados sonidos electrónicos procesados en plataformas digitales. Un ejemplo de esto puede ser la presentación de Bang on a Can interpretando Music for Airports de Brian Eno en Radar 5: la pieza, originalmente creada por un intenso trabajo de mezcla en el estudio, fue interpretada con tanta o más delicadeza que la versión original: el trabajo de los instrumentos ejecutados en vivo (con todos los márgenes de error y complicaciones de sonido que van implícitos) nunca robó atención sobre el carácter casi hipnótico de la obra de Eno. De la misma manera, en ocasiones uno puede escuchar a este dúo y olvidarse de su presencia detrás del instrumento. Morton Feldman decía que uno no toca el instrumento, el instrumento te toca a ti, y con Stangl y Castelló esto aplica en toda su extensión.






Video: Angélica Castelló & Burkhard Stangl con La Orquesta Silenciosa, 2008



Para escuchar entre varios tracks de Burkhard Stangl, click aquí

Vayan al Myspace de Burkhard Stangl o Angélica Castelló



Esta presentación dentro de la larga noche de Electrónica Experimental en el Palacio de Medicina será doblemente interesante por hablar de la participación de una artista mexicana como Angélica Castelló, a quien no es posible ver por aquí con mucha frecuencia, y para no cortar el lazo que la une con Austria, el lugar en que reside y trabaja, la presencia de Burkhard Stangl asegura importar toda la intensidad y fuerza que ya los caracterizan en Viena.




Burkhard Stangl & Angélica Castelló – Jorge Haro – Tony Conrad – Metamkine // Viernes 19 de Marzo 2010, 20:30 Hrs. // Patio de la Antigua Escuela de Medicina // $200

viernes, 19 de febrero de 2010

Soundscapes, laptops con racimos de plugs y sonidos completamente electrónicos: Jorge Haro en la Antigua Escuela de Medicina



Este año, dentro de sus sesiones de electrónica experimental y proyectos interdisciplinarios, y una vez más en la Antigua Escuela de Medicina, Radar apuesta por un concierto de 5 artistas en una sola noche –y por un sólo boleto- que cubren todos los rangos: la experimentación totalmente electrónica, la totalmente análoga o el uso de instrumentos a través de distintas plataformas eléctricas y digitales. Empezamos entonces con lo electrónico:

























Jorge Haro












Jorge Haro, compositor, artista sonoro y audiovisual, es una de las figuras más importantes de la escena de música electrónica y experimental en Argentina en los últimos años. Con cuatro discos grabados (Fin de siècle, Música 200(0), u_2003 y u_xy), su trabajo, además de colaborar con varios artistas y estar incluido en diversas compilaciones internacionales, ha participado en festivales como Sonar, las Jornadas de Arte Digital en Argentina, Sound Site en Estados Unidos o el Internationale Filmmusik Biennale en Alemania. Entre todo esto, y además de ser docente en la Universidad Nacional 3 de Febrero y la Universidad de Palermo, Haro es un elemento importante en Argentina dentro del ámbito del arte digital y el trabajo multimedia; muestra de esto es su participación en diversos sitios web dedicados a su investigación: es co-director del site Fin del mundo y participa en el proyecto LIMb0 (Laboratorio de Investigaciones Multidisciplinarias buenos aires ø).


















Para empezar, una muestra:







Mp3: Paisaje Permanente y 200


















Lo primero que hay que decir de Jorge Haro es que su trabajo parte, se desarrolla y termina en plataformas completamente electrónicas. Sus sonidos están totalmente procesados, y la manera en que organiza estos sonidos se entiende así, como una construcción muy leve y cuidada; se trata de un paisaje abstracto, lento, pero que mantiene una fluidez que no permite descansar del todo en esta atmósfera: aunque hablamos de que trabaja con una gran variedad de sonidos electrónicos desde la raíz, estos nunca terminan de volverse completamente neutros o genéricos. Hay una cosa que vale la pena anotar sobre estos medios y cómo se percibe su sonido: de todas las formas que hay de experimentar con sonido, y a menos que se trate de un caso desafortunado, siempre resulta interesante ver cómo es que se las arregla un artista que sólo trabaja con medios electrónico-digitales porque, por lo general, su presencia en el escenario suele limitarse a manipular laptops o conectar y desconectar cables, de manera que el espectador tiene que llenar esa parte de la presentación. Para muestra, recuerden la presentación de Möslang, Müller & Kahn en el MIDE en Radar 6: una mesa con tres sujetos picando botones, enchufando plugs y girando perillas. Visualmente, lo único que a uno le queda es imaginarse todo el proceso de la plataforma que estarán usando y es necesario detenerse más en cómo la ejecuta que en cómo se toca un instrumento o cuán impresionante puede verse. Es un proceso distinto, porque, y este es el punto de todo este párrafo, uno empieza a darse cuenta de la forma en que se compone cuando se trabaja desde y a partir de estas plataformas, y es un proceso radicalmente distinto a cuando se usan principalmente como filtros para manipular el sonido. A diferencia de construir el sonido a partir del rango de un instrumento, la aparentemente infinita paleta de sonidos que provee una computadora y distintos programas le dejan una responsabilidad no menos pesada al artista: depurar las opciones, afirmar con mayor concreción. Aunque técnicamente puede decirse que un laptopista siempre improvisa, las decisiones y las estructuras que esta ‘improvisación’ implica son mucho muy distintas. He aquí otra muestra:














Mp3: Crónica y Campos


















































Y es que, a pesar de lo extremadamente refinado de su trabajo, y de lo propenso que suele ser este tipo de sonido a homogeneizarse precisamente por lo típico que resulta el sonido de estas fuentes en la actualidad, lo que Haro hace se construye como una serie de capas bien diferenciadas, sobre todo con una idea de ritmo muy clara: muchas veces, en la música electrónica o experimental, la idea de ritmo tiende a ser un poco pasada por alto: en unos casos, se compone de cambios abruptos de samples, o una sucesión muy sutil –en ocasiones casi imperceptible- de atmósferas sonoras; en otros casos, se parte de algunos sonidos que se empiezan a dilatar, y el único ritmo que se alcanza a escuchar es de la misma vibración del sonido. Si a menudo suele pensarse en esta música como algo cercano a la música de fondo es precisamente por esto, porque lo abstracto del sonido electrónico permite muy fácilmente que se generen estos bloques de sonido tan suelto. Jorge Haro ordena el sonido de manera distinta, logra que uno siempre esté a la expectativa de los arreglos que va a utilizar o cómo va a articular una figura porque lleva un ritmo que aunque sea construido en su totalidad por medios digitales sabe generar una cierta idea de narrativa que hace que su trabajo sea sumamente discreto y ligero, sí, pero muy fluido y ordenado, en el que se pueden reconocer momentos y cambios claros; esto nos habla de un acercamiento a estas plataformas digitales por una vía más musical que de costumbre, precisamente por el hecho de que viene de una formación de compositor.


















Mp3: Dos Naturalezas y Extensión Continua


















En sus piezas, Haro no sólo da suficiente tiempo al sonido para que se examine muy detenidamente, provoca una especie de curiosidad sobre cómo entran estos sonidos, cómo se van entretejiendo y formando un ambiente tenue, pues aunque los sonidos que Haro utiliza están bien diferenciados y son capaces de hablar por sí mismos desde el momento en que se introducen, no por eso dejan de crear la posibilidad de una atmósfera de sonido en la que es posible insertarse, sumergirse, y esto es probablemente lo mejor de lo que podemos esperar de esta presentación dentro de las sesiones de Electrónica Experimental de Radar: que se trata de una exploración del sonido tan abierta y móvil que permite distintos espacios en los que el espectador se puede mover: abstracto y casi gaseoso al mismo tiempo que compuesto, ordenado y sólido. Lo que haga Jorge Haro sobre el escenario definitivamente hará que más de uno pueda identificarse: ya sea por lo musical, por lo experimental, por cómo hecha mano de los recursos digitales y electrónicos, y, por supuesto, por el aspecto visual de su presentación, pues el puro hecho de verlo manipular todos los dispositivos de los que se vale para generar estos campos agrega otra capa de experiencia a su sonido.




















































Video: fragmentos de Zero y Sputnik, del disco Fin de Siécle









Para terminar, dentro de las últimas presentaciones de Jorge Haro hay que prestar especial atención al término 'concierto acusmático', en donde se utiliza un sin fín de elementos para ampliar la experiencia del sonido (varios canales de sonido y video, arreglo del espacio en donde se presenta). Para leer más detenidamente sobre todo lo que Jorge Haro maneja dentro de sus úlitimas presentaciones, click aquí para ver los detalles técnicos (y una selección de mp3's).













Nadie que sea asiduo a las jornadas de Electrónica experimental de Radar puede perderse de esta presentación; aquellos que hayan disfrutado de presentaciones como las de Möslang, Müller & Kahn en el MIDE hace algunos años seguramente encontrarán la de Jorge Haro igual de envolvente e intensa.


















Para escuchar más música de Jorge Haro, vayan a su Myspace




























Jorge Haro - Angélica Castelló & Burkhard Stangl - Tony Conrad – Metamkine // Viernes 19 de marzo 2010, 20:30 Hrs. // Patio de la Antigua Escuela de Medicina // $200

martes, 16 de febrero de 2010

20 años en las calles, free jazz y una mezcla extraña entre lo áspero y lo elegante: Charles Gayle Trio en el Teatro de la Ciudad

Este año, dentro de su sección de improvisación, Radar vuelve a traer a una leyenda viviente del free jazz; un músico impecable con una discografía abultada, que puede causar curiosidad por su manera de abordar el jazz, por su estilo tan suelto y apenas ‘correcto’ de tocar o por todas las historias que circulan acerca de su vida.




Charles Gayle


En su novena edición, Radar trae al trio de Charles Gayle, el saxofonista estadounidense que pasó alrededor de 20 años viviendo en la calle, tocando en las esquinas y en el transporte de Nueva York, que no fue sino hasta alrededor de sus 50 años que grabó su primer disco y comenzó a ganar un prestigio que hasta la fecha lo mantiene como una de las figuras más enigmáticas del panorama jazzístico. En esta ocasión, se presenta en el Teatro de la Ciudad en un concierto que promete muchas cosas. Para una muestra de ellas, click abajo:




Mp3: track 1 y track 2, de Live in Zebulon, del 2005



Lo que Charles Gayle hace sobre el escenario ocurre de muchas maneras al mismo tiempo sin que uno pueda -ni necesite- darse cuenta de los cambios: su música es áspera, casi rasposa, como de bar semidesierto de una novela beat, pero manteniendo un nivel de coolness, de elegancia ‘estrictamente amable’; pero no se malinterprete: este carácter a la vez rudo y exquisito no se basa en decisiones de estilo, en hacer sonar un instrumento de un modo u otro, en tocar el saxofón con el estómago una veces y con gracia otras, no: Charles Gayle es un total virtuoso, por supuesto, pero no necesita exagerar, no veremos a un sujeto de 71 años dando muestras de virtuosismo rimbombante, haciendo prestidigitaciones con su saxofón, sencillamente porque el virtuosismo de Charles Gayle es distinto: por sobre muchas cosas, y puede que suene cursi, la música de Gayle es sincera, ejecuta su instrumento (sea el saxofón, el piano o incluso la batería) con una humildad cuya mejor aportación es abrir una especie de espacio en donde el escucha no necesita poner una atención obsesiva a los detalles; que en vez de encarar al escucha plantándosele enfrente con desfachatez (como a veces ocurre con algunos casos del free jazz más frenético y complejo, y es también una gran razón por la que alguna personas simplemente no lo toleran) se limita a presentarse -ofrecerse- sin mayores pretensiones. Ante una tendencia a abigarrar con notas en el menor tiempo posible, Gayle toca como por tirones, como si estuviera tosiendo, pero de una manera tan elegante, tan serena, que uno no se detiene a media escucha a revisar las partes de todo esto, las toca de manera tal que simplemente pasan, fluyen. La música de Charles Gayle, digamos, goes with the flow, pero esto no quiere decir que sea como el jazz que ponen en Gandhi de música de fondo mientras buscas libros, pues aunque Gayle toca como si se le cayeran las notas de las mangas, haciendo tan placentera su escucha, no deja de ser free jazz muy arriesgado y muy complejo. Descrito así, pareciera que estamos hablando de cualquier jazzista que domina su instrumento con esa soltura que el género exige –y con un extra para hacerlo más atractivo-, pero es que, lo que hace Gayle, forjado de tocar 20 años en las calles –y seguirlo haciendo de vez en cuando- crea este tipo de música tan increíble. Por eso, aquí otro ejemplo:




Mp3: What's New? Live at Glenn Miller Café, 2006







Aunque en un sentido distinto, esta humildad que menciono quizá pueda rastrearse en la profunda espiritualidad de Gayle, cuya niñez estuvo fuertemente influida por la religión y que en lo musical parte del Gospel negro. Esta idea de singing to the Lord no está ausente en él, y, de hecho, muchos de sus discos están dedicados explícitamente a Dios, así como a veces, durante sus presentaciones, puede empezar a hablarle al público sobre su posición política y religiosa por mucho tiempo. Sin embargo, que nadie se confunda: la música de Charles Gayle no es Gospel, no es música religiosa ni mucho menos, se trata de free jazz en toda la extensión de la palabra, pero comparte con estas fuentes el goce desinteresado y fluido por hacer música, y el ímpetu discreto que irradia Gayle al tocar, esta ‘aspereza elegante’ que se siente desde la primera escucha, ya sea con el saxofón en free jazz o tocando standards en el piano, es prueba de esto.









Charles Gayle en vivo, 2007




Así como una de las características más atractivas del gospel es esta idea de comunión como celebración, ver a Charles Gayle tocar en vivo con su trío resulta una experiencia no sólo musicalmente única y emocionante, sino que quienes asistan podrán ver cómo esta espiritualidad de la que tanto se habla al respecto de su trabajo se hace presente de las maneras más reservadas a la vez que efusivas: con un sonido a veces crudo, a veces refinado, pero siempre conteniendo una fuerza notable y mucho muy profunda, sin importar si estamos hablando de géneros o estilos. Sin decir más, porque podríamos hablar mucho de cómo suena lo que hace, hablar de Charles Gayle hoy es hablar de los arrestos de un jazzista negro de 71 años que no pierde la capacidad de asombro ante el simple hecho de hacer música, desde los días en que tocaba en las calles hasta ahora, que es una figura obligada dentro del free jazz, y éste será suficiente motivo de celebración para quienes asistan a la sesión de improvisación de este año en el Teatro de la Ciudad. En este blog no nos cansamos de repetírselo: ya hemos podido ver grandes –pero mucho muy grandes- presentaciones dentro de esta sección de Radar, como una Jöelle Léandre imponente a lado de una Lauren Newton que partía su voz –literalmente- en dos; un Fred Frith que le erizó la piel a todo el auditorio; un Anthony Braxton que hizo lo que nadie se imaginaba a lado de una Mary Halvorson y un Taylor Ho Bynum excepcionales; un verdadero monstruo holandés llamado Han Bennink a lado de los dandies Marc Ribot o Greg Cohen, y si enlistamos todos y cada uno de ellos es porque de todos los eventos que hay, es justo en estas sesiones que el público no suele terminar de convencerse y más de uno simplemente se queda fuera de los que han sido los conciertos más sorpresivamente memorables de Radar. No lo piensen: la presentación de Charles Gayle a lado de Larry Roland en el contrabajo y Michael Wimberly en la batería, promete ser una de las más íntimas, rasposas y ‘elegantes’ de esta edición de Radar.






Otro video: (en vivo, 2007, segunda parte)




Para una lectura más detallada de Gayle: Entrevista con James Lindbloom, 2000 y Entrevista con Howard Mandel, de The Wire



Charles Gayle Trio // Miércoles 17 de Marzo 2010, 20:30 Hrs. // Teatro de la Ciudad // $250, $200, $150, $100