martes, 16 de febrero de 2010

20 años en las calles, free jazz y una mezcla extraña entre lo áspero y lo elegante: Charles Gayle Trio en el Teatro de la Ciudad

Este año, dentro de su sección de improvisación, Radar vuelve a traer a una leyenda viviente del free jazz; un músico impecable con una discografía abultada, que puede causar curiosidad por su manera de abordar el jazz, por su estilo tan suelto y apenas ‘correcto’ de tocar o por todas las historias que circulan acerca de su vida.




Charles Gayle


En su novena edición, Radar trae al trio de Charles Gayle, el saxofonista estadounidense que pasó alrededor de 20 años viviendo en la calle, tocando en las esquinas y en el transporte de Nueva York, que no fue sino hasta alrededor de sus 50 años que grabó su primer disco y comenzó a ganar un prestigio que hasta la fecha lo mantiene como una de las figuras más enigmáticas del panorama jazzístico. En esta ocasión, se presenta en el Teatro de la Ciudad en un concierto que promete muchas cosas. Para una muestra de ellas, click abajo:




Mp3: track 1 y track 2, de Live in Zebulon, del 2005



Lo que Charles Gayle hace sobre el escenario ocurre de muchas maneras al mismo tiempo sin que uno pueda -ni necesite- darse cuenta de los cambios: su música es áspera, casi rasposa, como de bar semidesierto de una novela beat, pero manteniendo un nivel de coolness, de elegancia ‘estrictamente amable’; pero no se malinterprete: este carácter a la vez rudo y exquisito no se basa en decisiones de estilo, en hacer sonar un instrumento de un modo u otro, en tocar el saxofón con el estómago una veces y con gracia otras, no: Charles Gayle es un total virtuoso, por supuesto, pero no necesita exagerar, no veremos a un sujeto de 71 años dando muestras de virtuosismo rimbombante, haciendo prestidigitaciones con su saxofón, sencillamente porque el virtuosismo de Charles Gayle es distinto: por sobre muchas cosas, y puede que suene cursi, la música de Gayle es sincera, ejecuta su instrumento (sea el saxofón, el piano o incluso la batería) con una humildad cuya mejor aportación es abrir una especie de espacio en donde el escucha no necesita poner una atención obsesiva a los detalles; que en vez de encarar al escucha plantándosele enfrente con desfachatez (como a veces ocurre con algunos casos del free jazz más frenético y complejo, y es también una gran razón por la que alguna personas simplemente no lo toleran) se limita a presentarse -ofrecerse- sin mayores pretensiones. Ante una tendencia a abigarrar con notas en el menor tiempo posible, Gayle toca como por tirones, como si estuviera tosiendo, pero de una manera tan elegante, tan serena, que uno no se detiene a media escucha a revisar las partes de todo esto, las toca de manera tal que simplemente pasan, fluyen. La música de Charles Gayle, digamos, goes with the flow, pero esto no quiere decir que sea como el jazz que ponen en Gandhi de música de fondo mientras buscas libros, pues aunque Gayle toca como si se le cayeran las notas de las mangas, haciendo tan placentera su escucha, no deja de ser free jazz muy arriesgado y muy complejo. Descrito así, pareciera que estamos hablando de cualquier jazzista que domina su instrumento con esa soltura que el género exige –y con un extra para hacerlo más atractivo-, pero es que, lo que hace Gayle, forjado de tocar 20 años en las calles –y seguirlo haciendo de vez en cuando- crea este tipo de música tan increíble. Por eso, aquí otro ejemplo:




Mp3: What's New? Live at Glenn Miller Café, 2006







Aunque en un sentido distinto, esta humildad que menciono quizá pueda rastrearse en la profunda espiritualidad de Gayle, cuya niñez estuvo fuertemente influida por la religión y que en lo musical parte del Gospel negro. Esta idea de singing to the Lord no está ausente en él, y, de hecho, muchos de sus discos están dedicados explícitamente a Dios, así como a veces, durante sus presentaciones, puede empezar a hablarle al público sobre su posición política y religiosa por mucho tiempo. Sin embargo, que nadie se confunda: la música de Charles Gayle no es Gospel, no es música religiosa ni mucho menos, se trata de free jazz en toda la extensión de la palabra, pero comparte con estas fuentes el goce desinteresado y fluido por hacer música, y el ímpetu discreto que irradia Gayle al tocar, esta ‘aspereza elegante’ que se siente desde la primera escucha, ya sea con el saxofón en free jazz o tocando standards en el piano, es prueba de esto.









Charles Gayle en vivo, 2007




Así como una de las características más atractivas del gospel es esta idea de comunión como celebración, ver a Charles Gayle tocar en vivo con su trío resulta una experiencia no sólo musicalmente única y emocionante, sino que quienes asistan podrán ver cómo esta espiritualidad de la que tanto se habla al respecto de su trabajo se hace presente de las maneras más reservadas a la vez que efusivas: con un sonido a veces crudo, a veces refinado, pero siempre conteniendo una fuerza notable y mucho muy profunda, sin importar si estamos hablando de géneros o estilos. Sin decir más, porque podríamos hablar mucho de cómo suena lo que hace, hablar de Charles Gayle hoy es hablar de los arrestos de un jazzista negro de 71 años que no pierde la capacidad de asombro ante el simple hecho de hacer música, desde los días en que tocaba en las calles hasta ahora, que es una figura obligada dentro del free jazz, y éste será suficiente motivo de celebración para quienes asistan a la sesión de improvisación de este año en el Teatro de la Ciudad. En este blog no nos cansamos de repetírselo: ya hemos podido ver grandes –pero mucho muy grandes- presentaciones dentro de esta sección de Radar, como una Jöelle Léandre imponente a lado de una Lauren Newton que partía su voz –literalmente- en dos; un Fred Frith que le erizó la piel a todo el auditorio; un Anthony Braxton que hizo lo que nadie se imaginaba a lado de una Mary Halvorson y un Taylor Ho Bynum excepcionales; un verdadero monstruo holandés llamado Han Bennink a lado de los dandies Marc Ribot o Greg Cohen, y si enlistamos todos y cada uno de ellos es porque de todos los eventos que hay, es justo en estas sesiones que el público no suele terminar de convencerse y más de uno simplemente se queda fuera de los que han sido los conciertos más sorpresivamente memorables de Radar. No lo piensen: la presentación de Charles Gayle a lado de Larry Roland en el contrabajo y Michael Wimberly en la batería, promete ser una de las más íntimas, rasposas y ‘elegantes’ de esta edición de Radar.






Otro video: (en vivo, 2007, segunda parte)




Para una lectura más detallada de Gayle: Entrevista con James Lindbloom, 2000 y Entrevista con Howard Mandel, de The Wire



Charles Gayle Trio // Miércoles 17 de Marzo 2010, 20:30 Hrs. // Teatro de la Ciudad // $250, $200, $150, $100

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