jueves, 4 de febrero de 2010

Cómo sobrevivir dentro de un arpa gigante y no morir en el intento: Huey Mecatl inaugura Radar

Para su construcción, lo primero que una sala de conciertos requiere es una arquitectura que organice el tránsito del sonido, que aproveche cada mínimo recurso para que el sonido se maximice y se difunda independientemente de sus dimensiones. Dentro de esta construcción existen distintos espacios: uno en donde se disponen los instrumentos, otro en el que se pueden colocar bocinas, un espacio en el que se sitúa al público. Se trata de una edificación muy precisa cuyo objetivo es depurar al máximo la experiencia del sonido.



En una acepción sumamente literal de esta idea, Huey Mecatl (gran cuerda en nahuatl), proyecto originario de México desarrollado por Jerónimo García Naranjo y José Isabel Cruz Orozco, utiliza su espacio de presentación como una caja de resonancia monumental, permitiendo que el espectador se encuentre en medio de las fuentes de sonido, justo en el sitio en el que éste ocurre. Huey Mecatl es, en pocas palabras, un proyecto colosal: se trata de un arpa gigantesca formada por diez contenedores de barco en formación pentagonal, de dos pisos de altura. Los containers funcionan como una caja de resonancia enorme para un conjunto de cuerdas de piano de más de veinte metros sujetadas de puentes de madera que difunden el sonido por las paredes del contenedor, que son tocadas por un batallón de artistas en trajes naranjas con arcos de más de un metro de longitud, mediante frotación, percusión y pulsación. En medio de todo este espacio, una especie de Stonehenge sonoro, el público puede circular libremente y es envuelto por el sonido. Jerónimo García lo explica mejor: "la idea es que el público sea libre en el espacio, pueda desplazarse y tenga la oportunidad de estar dentro de un instrumento, quedando envuelto en la sonoridad, que es muy rica".

No sólo se ve, también suena increíble, pero esperen: este proyecto no sólo es producto de una exploración que parte de un espíritu curioso y lúdico: se trata de una investigación seria. Todo este ruidero no es nada más alzar cuerdas y ver la manera de amplificarlas: antes de la presentación se analiza la sonoridad de los contenedores para saber en qué nota se van a afinar las cuerdas, con llaves enormes empotradas sobre la lámina de los contenedores; existe todo un sistema de notación (que por la longitud de las cuerdas se basa en marcar segmentos con colores) y partituras, además de eternas sesiones de ensayo. Según lo explican sus creadores, este montaje "corresponde a una idea que teníamos desde hace mucho, que consiste en encontrar dentro de una cuerda muy larga los armónicos naturales. Es como ver microscópicamente una cuerda y ampliarla".



Aunque Huey Mecatl por supuesto llama la atención por sus dimensiones, estas no son un mero recurso para añadirle espectacularidad a su presentación: surgen como soluciones (quizá no muy sencillas ni accesibles) de una investigación musical. Y es que, ante un proyecto como este uno podría quedarse solamente con la experiencia de estar allí, en medio de esta arpa, pero aunque esta experiencia redimensiona toda la idea de sonido y espacio, es importante notar que el sonido de Huey Mecatl, en una especie de analogía entre forma y contenido, es espacioso, hondo, profundo, con momentos irritantes y cáusticos. Al escuchar un cuarteto de cuerdas, una de las cosas que más intrigan al escucha es tratar de identificar exactamente de qué instrumento viene qué parte o capa de sonido. Imagínense esta curiosidad en un conjunto no de 4 sino de 10 cuerdas, en el que no sólo hay que poner atención a cada parte, sino mover la cabeza, cambiar de posición para escuchar mejor. Así como en el concierto de Les Percussions de Strasbourg en el Espacio Escultórico el año pasado era increíble escuchar el sonido moviéndose 360 grados alrededor de tu cabeza, la presentación de Huey Mecatl promete provocar un nivel de alerta y atención igual o mayor en el espectador.



Huey Mecatl en cifras:

10 contenedores
10 ejecutantes y 3 compositores
Más de 20 personas para su producción
120 metros de madera
Más de 180 metros de espacio


A principios de los noventa, cuando Karlheinz Stockhausen concibió su famoso Helikopter Streichquartett (una obra en la que cada uno de los miembros del Cuarteto Arditti debían tocar en un helicóptero en pleno vuelo, con el público escuchando todo por bocinas y pantallas), el festival alemán que comisionó la obra tuvo que detener el proyecto y fue un festival holandés quien le pidió a Stockhausen que fuera a desarrollarlo allá. Esto viene a colación con Huey Mecatl porque si uno busca en Google lo único que aparece es información sobre su presentación en el Festival de Teatro Container, en Valparaíso, Chile, en 2008, y es que, por increíble y prometedora que esta pieza suene, y a pesar de ser hecha por artistas mexicanos, ¡nunca ha sido presentada en nuestro país! Se trata de un proyecto sumamente ambicioso, arriesgado y bien planeado que por razones obvias se antojaba muy difícil de ver salvo en un espacio como Radar y el Festival de México. Esta no sólo es la presentación perfecta para arrancar con la novena edición de Radar, sino que se trata de un gran ejemplo del compromiso que desde sus comienzos Radar ha demostrado con las manifestaciones musicales más radicales y experimentales.



Huey Mecatl

Zona de Islas Ciudad Universitaria

Viernes 12 de marzo, 20:30 hrs.
Martes 16 marzo, 15:00 hrs.
Jueves 18 marzo, 14:00 hrs.
Sábado 20 de marzo, 16:00 hrs.
Domingo 21 marzo, 16:00 hrs.


Entrada Libre, Cupo Limitado

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