Como parte del homenaje que cada año se le rinde a un compositor contemporáneo, Radar dedica su ciclo del 2010 al recién fallecido Mauricio Kagel (Buenos Aires 1931-Köln 2008), compositor de origen argentino que desarrolló toda su obra en Alemania y que logró consolidarse como el compositor latinoamericano más importante de su generación.
Muy probablemente, la característica más notable de la música de Mauricio Kagel es su interés por desarrollar el aspecto teatral de la interpretación musical hasta llevarlo a límites pocas veces vistos en otros compositores. En varias de sus obras, Kagel hace que sus intérpretes hagan su entrada al escenario de una manera particular, que hagan gestos específicos al tocar o que interactúen con otros intérpretes. Más que reducir este enfoque interpretativo a un carácter meramente ridículo o chusco, lo interesante de él es que incorpora elementos externos para ampliar la experiencia de su música. Kagel implantó actitudes y objetos desconcertantes en sus piezas, como con Staatstheater, de 1971, una especie de opera o ballet en la que se usaban como instrumentos bacinicas y enemas. En esta, lo más importante es que poco a poco toda esta parafernalia deja de ser ‘un implemento de la obra’ para ser el tema y la estructura de la obra misma. Otra pieza, por ejemplo, es Con Voce, en la que los tres intérpretes usan una máscara para fingir que están tocando instrumentos, o Match, una especie de juego de tenis para dos chelistas con un percusionista en medio como juez. En estas obras y muchas otras en las que Kagel incorpora estos elementos, es visible que están colocados ahí para guiar al espectador, para llevarlo de la mano por un camino a través del cual Kagel entendía la música y su experiencia.
Video: Fragmento de Staatstheater
(Wilhelm Bruck y Theodor Ross interpretando Acustica de Mauricio Kagel)
Quizá, aparte de otros contemporáneos suyos como John Cage o La Monte Young, se pueda rastrear un interés más o menos similar en la interpretación en Erik Satie. En casi todas sus obras, los indicadores de carácter de Satie (las indicaciones que se hacen para anotar la forma en que deben tocarse, como presto, andante brioso, teneramente, etcétera) solían llegar al extremo del absurdo con instrucciones que aunque no se esperaba que se siguieran al pie de la letra sí le agregaban una dimensión totalmente nueva a la obra; algunos ejemplos son la cabeza entre las manos, caiga hasta el debilitamiento, esté como encendido, no coma demasiado, retire la mano y métasela en el bolsillo o como un colibrí con dolor de muelas. Lo que sí ocurre de la misma manera que en Kagel es que estas indicaciones, libres y sumamente abiertas, sirven como un detonador sumamente efectivo para despertar en el escucha esta curiosidad y guiarlo en aquello que el compositor encontró y que, por extraño que pueda parecer, le parece la mejor manera de hacer que el escucha lo encuentre también.
Mp3: Der Schall para 5 intérpretes con 54 instrumentos (entre ellos, Wilhelm Bruck)
Mp3: Antithese
Interpretación de Dressur, por el Yale percussion group, 2009
Pero hay algo que señalar: aunque uno de los aspectos más importantes de la obra de Mauricio Kagel es el interés que le daba a la palabra ‘interpretación’, hasta el grado de agregarle otras dimensiones (el paso del tiempo de la composición se hace distinto cuando la pieza exige que los músicos asuman un rol similar al de un actor), es importante notar que al mismo tiempo que Kagel desarrollaba su trabajo, otros músicos como Nam June Paik requería que su pieza One for violin solo de 1962 fuera ‘tocada’ con un violín de buena calidad (que debía ser destrozado contra un piano), o La Monte Young, en sus Composiciones de 1960, le pedía al intérprete que empujara un piano hasta caer de cansancio. Ambos ejemplos, obras más bien Fluxus, son sumamente importantes no sólo para la historia de la música sino para la del arte, específicamente el arte conceptual. Lo que nos interesa de todo esto es que la manera en que extiende el papel del intérprete sobre el escenario en las obras de Kagel está muy lejos de asimilarse a la estética Fluxus: pese que a ver a dos intérpretes en una sala en un diálogo instrumento-actor puede parecer similar, estos roles realmente funcionaban como elementos que agregaban fuerza y estructura a lo musical (mientras que en Fluxus lo musical se dirigía hacia la estructura de lo artístico). En Kagel, las acciones del intérprete no hacen de la composición algo extravagante ni curioso, o más específicamente, no le agregan un factor ‘extra’ (el de lo teatral, por decirlo de alguna manera) a la obra; lo que hacen estas instrucciones (como escribir una obra para instrumentos no-occidentales o pedirle al intérprete que toque frente a un escritorio) es posibilitar que el espectador se sumerja, junto con el intérprete, en un flujo o estado mental al que no se podría llegar sólo con la escucha. Además, uno recuerda obras como las de Paik o Young por esta idea de score, esta decisión que alguien más sigue al pie de la letra sin titubear, es decir, son obras que uno no necesita escuchar necesariamente, que pueden desatar muchas ideas con sólo leer sobre ellas (como 4’33” de John Cage o las Composiciones de Young). La música de Kagel entra por los oídos en primer lugar, y si se vale de otros elementos es para entrar más profundamente, pero en ningún momento dejamos de hablar del trabajo de un músico.
Wilhelm Bruck & Theodor Ross
Y no hemos hablado de los intérpretes de este primer concierto del ciclo, Wilhelm Bruck y Theodor Ross. Se trata de un dúo de guitarristas con más de 35 años de trayectoria, para quienes Kagel escribió varias de sus obras más importantes, como Acustica, Tactil o Exotica. A partir de haber trabajado directamente con Kagel (incluso al compartir estudio con él por mucho tiempo), su involucramiento con sus piezas es total. La pura experiencia de verlos en vivo es increíble: independientemente de su maestría en su instrumento, las obras de Kagel de su repertorio los ponen en situaciones por las que bien vale la pena asistir. He aquí el programa de su presentación:
Ciclo Mauricio Kagel 1
Programa
Helmut Lachenmann / Salut für Caudwell
Mauricio Kagel / Montage
Video: Salut fur Caudwell, interpretado por Eugenio Becherucci y Arturo Tallini
Aunque el programa no puede imaginarse mejor, tanto por las obras de Kagel como la de Scelsi, muy probablemente muchos de los asistentes irán principalmente por la titánica Salut für Caudwell de Helmut Lachenmann, una de las obras más interesantes y colosales del repertorio de Bruck y Ross, para quienes está escrita. En definitiva, no sólo se tratará de la presentación de dos de los músicos mejor capacitados para hablar de Kagel, sino de una interpretación sumamente atractiva por sí misma.
Mp3: Acustica, para productores experimentales de sonido y altavoces, Interpretada por el Kölner Ensemble für Neue Musik
Mp3: Anagramme
Para terminar, es importante apuntar que una revisión del trabajo de Kagel dentro de Radar es significativa porque se trata del compositor latinoamericano más destacado en el panorama contemporáneo internacional. Aunque argentino de nacimiento, Kagel residió en Köln desde los 26 años hasta su muerte; los alemanes se lo adjudican y, a decir verdad, con justa razón: los títulos de sus obras están todas en alemán y los intérpretes que este año vienen a interpretar sus obras son todos originarios de Köln, sin embargo, como el compositor de origen latinoamericano que, pese a todo, es, es necesario hacer cuenta de la importancia de su trabajo sobre todo por el hecho de que aunque perteneció a la misma generación de otras figuras como Boulez, Stockhausen o Ligeti, Kagel no tuvo la descomunal “popularidad” de estos, y más allá del lugar común de discutir sobre la jerarquía de su obra, sí es justo decir por lo menos que Kagel se movió por terrenos en los que otros compositores a veces sólo pasaban de momento, como el cine, el radio (no como plataforma solamente, sino como tema y estructura de su obra, como en Ein Aufnahmezustand, de 1969) y varias manifestaciones que, en conjunto, le suelen ubicar –un poco injustamente- en el llamado teatro del absurdo. Por estas razones, la presentación de su obra, paradójicamente menos difundida en estas geografías, dentro de Radar, es la oportunidad perfecta para acercarse al trabajo de uno de las figuras más intrigantes dentro de toda la historia de la música. Además, el concierto está en un horario perfecto: domingo a la una de la tarde, por lo que nadie tiene pretexto para perderse de Wilhelm Bruck y Theodor Ross interpretando al compositor que mejor tocan.
Ciclo Kagel 1: Dúo Wilhelm Bruck & Theodor Ross // Domingo 14 de Marzo 2010, 13:00 Hrs. // Anfiteatro Simón Bolivar // $150
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