viernes, 12 de marzo de 2010

Huey Mecatl inauguró Radar en un concierto monumental pero íntimo, delicado pero también lleno de golpeteos y martilleos












Huey Mecatl abrió la novena edición de Radar hace unas horas en Ciudad Universitaria con una presentación tan fuerte, en serio, tan tan fuerte, que ya queremos que sea la siguiente. Primero, hay que anotar el enorme poder de convocatoria de esta pieza, se formó una cola kilométrica, de la que tal vez habrá pasado menos de la mitad (desde el jardín de la Facultad de Medicina hasta un costado de la Torre de Humanidades), la cantidad de gente que asistió, entre asiduos de Radar y curiosos que salían de clases, fue gigantesca, pocos eventos de Radar y de todo el Festival de México han generado tanta expectativa como este; por sus dimensiones, cierto, y también por que se trataba de un evento necesariamente de entrada libre. Pero calma, para los que no pudieron entrar o llegar, aún habrá otras presentaciones en la semana.











Ok, ¿qué fue Huey Mecatl? Se trató de una instalación de 10 contenedores dispuestos en dos pentágonos. El piso de abajo, con agujeros de casi dos metros de diámetro, servía como caja de resonancia, y el de arriba, como campo de acción donde se tensaban las cuerdas y estaban los 10 intérpretes, además de una soprano y un director extraordinario al centro de la pieza. En cada contenedor había una cuerda tensada de extremo a extremo, un intérprete frotaba la cuerda y el otro la tensaba en cierto punto para generar el sonido necesario. Se valió de todo tipo de recursos: cuerda frotada, pulsada, golpes directos al contenedor, martilleos, saltos, incluso voz. Todos estos recursos le agregaban varias capas a la pieza, hacían de la experiencia algo mucho más amplio de lo que pudiera parecer. Por ejemplo, el director al centro hace todo tipo de indicaciones, pero uno difícilmente las relaciona con lo que ve y escucha. Las piezas escritas para el Huey Mecatl son tan leves y tan profundas, tan concienzudas, que a uno le cuesta trabajo hacerse a la idea de todas estas capas, de cómo van construyendo la pieza, ¿recuerdan lo que decíamos en el post de Huey Mecatl, de que a pesar de tratarse de una pieza tan impresionante sus dimensiones no eran un factor gratuito sino que venían como una alternativa a una investigación sonora muy seria? Bueno, con todo y lo tremendamente lúdico que es, uno se da cuenta de hacia dónde va esta investigación desde el principio.










Un gran –pero gran- punto a recalcar del concierto de hace unas horas es que el público ahora sí se comportó a la altura. Quienes hayan ido a Les Percussions de Estrasbourg el año pasado recordarán que la gente de plano se puso a hablar por celular o que sacaron a pasear al niño en domingo (o un pequeño grupo en la entrada trató de dar portazo). La gente entró, los que no pudieron se quedaron afuera a ver el concierto por las proyecciones de video que se colocaron, nada de gritos ni desajustes., bien por eso.











Una cosa increíble de Huey Mecatl es que pasó por muchas cosas, se trata de un espectáculo que pudo convencer a muchos públicos. Por momentos uno escuchaba una marejada de cuerdas por todos lados, martilleos, pasos sobre la lámina, golpes con palos sobre el contenedor, sonidos que se iban agudizando poco a poco, en una cosa completamente (y aparentemente) lúdica, experimental, pero en otros la coordinación de las cuerdas en los contenedores y los tiempos te hacían olvidar que te encontrabas en medio de toda esta instalación monumental y que estabas escuchando una obra para cuerdas como cualquier otra. Huey Mecatl pasó de momentos de percusión totalmente caóticos a momentos de sonidos continuos a otros más musicales. Y no hemos hablado de la experiencia de estar dentro de la instalación. A diferencia de, por ejemplo, el concierto de Las Percusiones de Estrasburgo, el sonido no iba rodeando al espectador, como en 5.1 aquella vez, no: aquí lo envolvía, uno simplemente se sentía dentro de él, si uno giraba la cabeza era para identificar las fuentes, pero el sonido simplemente estaba en todas partes. Entre el metal que transmitía el sonido, la piedra del piso, la noche y el estar sentados a la altura de las cajas de resonancia, la experiencia fue completamente inmersiva.








Huey Mecatl se presentará otras cuatro veces en el transcurso de la semana. Si no pudieron asistir, no vayan a perderse de una experiencia como esta. Lleguen por lo menos una hora antes, piensen que aparte del público interesado de rigor hay que competir con todos los estudiantes que van a entrar. El cupo aproximado es de 250 personas dentro de la pieza. Se puede visitar la instalación aparte de los conciertos: impresos sobre los contenedores, hay mucha información sobre el proceso de construcción y las ideas de las que parte el Huey Mecatl.


















Radar 9




Huey Mecatl
México

Zona de islas, ciudad universitaria (entre la Facultad de Medicina y la Torre de Humanidades, Metro Copilco)




Martes 16 marzo, 15:00 hrs.
Jueves 18 marzo, 14:00 hrs.
Sábado 20 de marzo, 16:00 hrs.
Domingo 21 marzo, 16:00 hrs.




ENTRADA LIBRE CUPO LIMITADO


































Y mientras tanto, no olviden que este domingo 14 de Marzo inicia el Ciclo que Radar dedica al compositor argentino Mauricio Kagel con el concierto del dúo de guitarras de Wilhelm Bruck y Theodor Ross en el Anfiteatro Simón Bolívar. Se trata no sólo de dos músicos estupendos, sino de dos de los artistas que más se vincularon con Kagel en la elaboración y ejecución de su trabajo, además del enorme atractivo de poder ver en vivo una obra de Scelsi para guitarras y la ejecución de la colosal Salut für Caudwell de Helmut Lachenmann, interpretarán piezas como Soli aus exotica y Montage. Si todavía no se deciden, ya no lo piensen más. Aún quedan boletos y abonos Radar en las oficinas del Festival. Nos vemos en el Ciclo Kagel 1.






















Para los que sigan indecisos, pueden consultar información, videos y mp3’s del primer ciclo de Kagel dando click aquí.






















Ciclo Kagel 1: Dúo Bruck & Ross / Domingo 14 de Marzo, 13:00 hrs. / Anfiteatro Simón Bolívar / $150

1 comentarios:

sirako dijo...

a mí no me latió tanto