sábado, 6 de marzo de 2010

sin mayor presentación, damas y caballeros: KK NULL en Radar

Como si no fuera suficiente con la presencia de Boredoms dentro de su novena edición, el festival Radar se ha encargado de traer a otra figura que ayudó a forjar lo que entendemos como Japanoise y la escena de música experimental de los últimos 25 años. Sin más presentación, señoras y señores: KK NULL




KK Null



Originario de Tokyo, Japón, Kazuyuki Kishino, mejor conocido como KK Null, inició su carrera en los años ochenta en bandas de ‘progresivo duro’ como Ybo2, Absolute Null Punkt o su proyecto más conocido, Zeni Geva. Null es un músico multi-instrumentalista (su repertorio de instrumentos incluyen guitarra, electrónica, batería y voz), que además de tener una discografía abarca más de 100 producciones, se ha dedicado a producir álbumes para otros artistas. Por este lado, las colaboraciones de KK Null con otros artistas no sólo son numerosas, sino que incluyen a algunos de los nombres más influyentes que se puedan imaginar: Boredoms, John Zorn, Otomo Yoshihide, Fred Frith, Keiji Haino, Merzbow, Jim O’Rourke o Koji Tano. KK Null no es nada más un músico japonés con una discografía abultada, se trata de una figura que ha hecho del rock y la música experimental japonesas lo que conocemos ahora (tan sólo pensemos en su trabajo con Merzbow). Null fue decisivo en el desarrollo de algunos de los proyectos más ambiciosos de Japón, como músico tanto como productor, y uno no puede escuchar su trabajo sin pensar precisamente en esto, en que se trata de un músico, y que creo que es la característica más importante de Null: mientras que muchos proyectos japoneses han tenido gran parte de su atractivo en la implementación de muchos elementos aparentemente extra musicales, lo que ha hecho Null siempre se ha basado en una idea de composición muy sólida. Para ejemplo, click abajo:




Mp3: Radio-Anima 1


Mp3: 5:20, del disco Atomik Disorder



KK Null no es un artista al que le baste con sostener un par de sonidos durante horas, haciéndolos más y más pesados, o por el contrario, depurándolos hasta hacer que se fundan con el ambiente: no, Null hace cambios, muchos, y con mucha frecuencia; de hecho, si quisiéramos decir que lo que KK Null hace son soundscapes tendríamos que dejar a un lado esta homogeneidad placentera que solemos asociar con ellos, este estado casi de relajación y el sonido difuso. En este caso el escucha se encuentra ante una avalancha de decisiones, y para cuando un sonido empieza a generar espacios y a hacer que nos acostumbremos a ellos, de inmediato llega otro que necesariamente modifica el espacio que ocupaba el sonido anterior, y en vez de hablar de un flujo en el que los sonidos se van disolviendo en el siguiente más bien hablamos de un entramado, como un tapiz, que genera un espacio nada uniforme, y el único territorio que puede ocupar el escucha es uno más fragmentario que el del sounscape usual, y quizá un poco más incómodo, pero este orden con el que KK Null ‘compone’ logra que el oyente no baje la guardia y se mantenga en un constante estado de atención con todos los sonidos que Kishino procesa en vivo. Y esto sin contar aún el trabajo de voz de KK Null, que añade otra capa a toda esta maraña de sonidos sobrepuestos. Y es que recientemente mucho del sonido de KK Null, la manera en que logra generar estas capas espesas de sonido, radica en el Nullsonic, un ‘instrumento’ utilizado en vivo y creado por Null que consta de un arduo trabajo de archivo de sonidos (sintetizadores y efectos de pedal) en mini discs ejecutados en vivo, relativamente a la manera de un dj.







Aunque este instrumento es una solución a un problema relativamente simple (es difícil cargar con todo el equipo en cada presentación), la idea que el Nullsonic puede darnos del trabajo de KK Null radica en el hecho de que esta disponibilidad de un registro tan amplio de sonidos y efectos, este bagaje tan grande de posibilidades con el que tiene que arreglárselas, habla de una manera de ordenar el sonido en tiempo real, es decir, una manera de componer no con instrumentos, sino con sonido, y esta idea de composición puede manejar grandes cantidades de recursos sonoros, voz y silencios u otro tipo de recursos porque entiende todos estos elementos como parte de comprender y abarcar el sonido. Un ejemplo: lo que hace interesante a muchas bandas que incorporan en sus presentaciones elementos como vestuario, performance o video es que todos estos componentes se entienden en una idea amplia de insertarse en el acto de generar sonido, de ‘tocar en vivo’. KK Null, por su parte, no hace video ni performance en sus presentaciones, y me parece interesante apuntarlo porque lo que vamos a ver es a un músico poniendo toda su concentración en todos los recursos de sonido que tiene, que no son pocos, de manera que lo que podemos esperar de Kazuyuki Kishino cuando se suba al escenario del Lunario del Auditorio Nacional es que ‘se limite’ a desplegar todo lo que trae en su equipo (aunque sencillo y quizá visualmente poco impresionante) y genere esta atmósfera abrasiva que desde hace más de veinte años le ha caracterizado. El mismo escucha en verdad se enfrenta a un problema: cómo seguirle el paso a un artista que procesa más cosas de las que uno mismo puede escuchar. Antes de que se dé cuenta, el escucha ya lleva mucho tiempo escuchando, y tiene que enfocarse tanto en todo lo que se le viene encima que sesenta u ochenta minutos pasan más rápido de lo que parecen. El año pasado, justo al terminar la presentación de Keiji Haino en el Lunario, alcancé a escuchar a un asistente completamente extasiado decir que el tiempo se le había pasado rapidísimo (y Haino tocó unos noventa minutos más o menos). Ya es algo que podemos esperar de un músico japonés, y en el caso de KK Null es sólo una de las muchas cosas que podemos esperar. Aquí más ejemplos:


Mp3: Con Daniel Menche, del disco Raijin


Mp3: Track del disco Oxygen Flash










KK Null en vivo, Octubre 2009


Video: KK Null, Improvisación en 1991, Tokyo


Video: En vivo en Extrapool Nijmegen, Holanda, Octubre 2009






Click aquí para leer una Entrevista de Abril, 2006, antes de una presentación en Budapest (scroll abajo para la versión en inglés)



Además, y para terminar, hay que agregar que el trabajo de KK Null es tan rico y diverso precisamente por esta manera que tiene de abordar la música, desde la perspectiva tanto de un músico experimentado como de un archivista de sonido obsesivo que sabe hacer con una cosa lo que a veces resulta demasiado difícil hacer con la otra: no se trata de ruido, sino de un músico que va más allá de este tipo de definiciones. Por todo esto, el cierre de esta, la novena edición de Radar, no puede antojarse mejor: KK Null y Boredoms, dos de las más importantes figuras del Japanoise de los últimos años, a lado de Fat Mariachi, y todo por un mismo boleto.


KK Null - Fat Mariachi - Boredoms / Sábado 20 de marzo 2010, 20:30 Hrs. / Lunario del Auditorio Nacional / $400

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