domingo, 22 de marzo de 2009

Y se acabó Radar, sniff

Anoche, en un Lunario en el que no cabía un alma, Radar 8 concluyó sus actividades en este 25 Festival de México en el Centro Histórico con las presentaciones de Keiji Haino y Mike Patton con el trío italiano Zu. El evento era un completo sold out desde mediados de esta semana, mucha gente comenzó a sudar días antes por la falta de boletos, y, había gente formada desde más de dos horas antes del evento y, sin más, quien entró entró, y quien no, pues no.

¿Querías japoneses? Pues tómala.

En un escenario apenas iluminado con unas luces violeta y azules muy débiles (se pidió al público abstenerse de usar flash en sus fotos), un Keiji Haino imponente y monumental se subió al escenario y pateó a todo el mundo hasta que no pudo más, y cuando todos pensaron que ya era suficiente, apenas era la mitad. Me reservaré mi comentario por ahora para extenderme cuando hagamos las crónicas detalladas de los eventos (a partir de esta semana), pero, para resumir, Keiji Haino fue el too much de todo Radar 8: fue el qué más tocó (hora y media), fue el que más se movió (del suelo pasaba a saltos frenéticos con su guitarra o a movimientos de brazos violentos ante su theremin), fue el que más fuerte gritó (más aún que Patton o Csihar). Keiji Haino está loco, nos dijimos todos cuando acabó en el suelo manipulando sus gritos electrónicamente. Algunos simplemente no lo aguantaron (un "gracias a dios" se alzó detrás mío cuando parecía que ya terminaba, cosa que pasó unas tres o cuatro veces), y otros nada más esperaban a Patton.

Cuando Mike Patton, Luca Mai, Massimo Pupilo y Jacopo Battaglia se subieron al escenario con máscaras de luchador (Patton era el Santo), fue por momentos complicado escuchar la impecable y emotiva apertura de la voz de Patton por tanta gente que gritaba completamente emocionada. El hasta ahora sumamente correcto público de Radar se volvió loco. Patton y Zu -ya sin máscaras-, sin más preámbulo, se decidieron a destruir el lugar, el saxofón de Mai marcaba los compases con muchísima fuerza, el bajo de Battaglia no descansaba un segundo y Pupilo tocó con una fuerza muy difícil de ver en un baterista que tiene un bajo y un saxofón por compañeros. Patton simplemente no se calló en toda la noche. Pasó de gritos a gárgaras, se paseó por todo el escenario. El público hizo lo propio, que de repente se desenvolvió en el más puro slam de un concierto de rock (cosa que no se veía desde Melt Banana el año pasado). Aunque no tocaron mucho tiempo (alrededor de una hora), la gente se fue del todo satisfecha, y es que la energía que desplegaron en el tiempo que estuvieron sobre el escenario fue tanta (además de lo que hizo Haino antes) que nadie pensó en nada más. Patton y Zu salieron del escenario y todo el mundo terminó contento (menos los que no consiguieron boleto). No sé qué más decir, ya Sirako escribirá al respecto.



Y con esto se acabó Radar 8. Aún queda una semana de Festival, así que vayan al blog a enterarse.



En esta semana postearemos las reseñas de los conciertos con pelos y señales, con grandes momentos (la mayoría) y descalabros (que hubo un par cuando mucho), fotos y youtubes, estén pendientes.



Nos vemos en Radar 9, en el 2010.

Radar cerró con un bellísimo concierto. Haino nos hizo perder la cabeza y Zu-Patton nos dieron uno de los shows más espectaculares que he visto.

Estuve nervioso todo el sábado, todo el festival estuvo divino, día tras día tenía un nuevo favorito, Jazkamer, Sunn O))), Menche, Ambarchi, todo estuvo genial, el ciclo de Grisey fue la experiencia de sonido más bonita que hemos vivido muchos, y el espectáculo del espacio escultórico se convertirá en legenda. No me perdí ni un segundo de RADAR, y ayer, después de todo, estaba esperando algo gigante.

Pasó, y fue más grande aún de lo que estaba esperando.

La emoción no me deja decir mucho pero Keiji Haino es el japonés más rudo y cabrón que se ha parado en un escenario mexicano, gentilmente nos hizo enloquecer con su guitarra y luego nos hizo tragarnos su locura, nuestra locura y llegar hasta donde pocos aguantan, un ambiente cargado de loop tras loop, la repetición y la insistencia que una vez lograda, no se movía. el ruido circulándonos, y Haino tirado en el suelo gritando, el clímax absoluto de RADAR, explosivo.

Y luego, como para volver a la realidad. Patton y Zu trio, con poder, elegancia y un chingo de carisma nos dejaron perplejos con su depliegue de poder y energía, llena de bajos, golpeteos y detalles, casi chasquidos que se perdían y regresaban, amor puro.

sábado, 21 de marzo de 2009

Nueva dinámica.

Estimados lectores. Sus posteadores favoritos, por cuestiones ajenas a todo, se quedaron sin boletos para Haino, Patton y Zu y necesitamos de la suerte y de su caridad para entrar.

Si alguno de ustedes tiene boletos de sobra o conoce de alguien que los tenga le rogamos que se ponga en contacto con nosotros en sirako@gmail.com

Radar anoche fue un concierto como deberían ser todos los conciertos

Anoche, en un Palacio de Medicina repleto (y con una hora de retraso), Guillermo Galindo, Daniel Menche y Nurse With Wound dieron una clase de cómo debería ser una presentación en vivo en todas sus variantes. Hubo momentos de catársis, de plena extrañeza y casi de llanto. No cuento mucho para dejarlo para cuando empecemos a postear las crónicas de los eventos, pero por mientras, valga esto:

Primero, un Guillermo Galindo vestido de cirujano se puso los guantes y empezó la auscultación. Mientras su pieza, Microkoan, se desarrollaba, él tomó el microscopio y empezó a proyectar imágenes de sus dientes, encías, piel, cabello, además de imágenes de lo que parecía ser lo que quedó de un pastel en un tupper (haía polvo y algo rojo que podía ser una cereza). Con toda la humildad del mundo (a diferencia de Christian Galarreta unos minutos antes), Gal* in_dog terminó su pieza y agradeció los aplausos con una sonrisota y se marchó.

Luego, Daniel Menche dio una de las presentaciones más emotivas de todo radar. Empezó con un sonido claro y amable hasta llegar a un nivel de saturación enorme. Subido de rodillas en la mesa, comenzó a hacer toda clase de sonidos con su cuerpo y su voz, amplificándolos y manipulándolos. Menche se fue en ceros del escenario, ¡lo dejó todo! gritó, se azotó con cables y cadenas, entró en un verdadero trance, de hecho, para cuando terminó le costó unos cuantos segundos darse cuenta de que se tenía que levantar y salir del escenario. Estaba increíblemente feliz, hizo toda clase de caras de sorpresa al público que le aplaudía y se fue trastabillando.

Y cuando Nurse With Wound se subió al escenario, todo ocurrió, una cosa a la vez. A lado de Andrew Owen Liles, Collin Potter, Matthew Scott Waldron y Freida Abtan, Steven Stapleton organizó una serie de momentos que pasaron por todo. Primero, una serie de videos absolutamente friquis y extraños (paredes que excretan carne, colchones cayendo de la nada, familias submarinas) de los que hablaremos luego a detalle. Con tornamesas, guitarras tocadas con arcos de cello, voces y lectura de textos extraños, juguetes tocados frente al micrófono y toda clase de objetos, Nurse With Wound tocó por una hora con un orden y precisión increíbles, tenían todos los tiepos y entradas coordenadas. Al final, de la nada, Stapleton se paró al frente y se disculpó por la tardanza en su soundcheck ¡y empezó a rapear! Horas antes, en una miniconferencia de prensa improvisada, decía: "si se nos da la gana cambiar y hacer el próximo disco de rap, lo haremos, porque eso nos funciona ahora". No mentía. Toda la atmósfera de NWW fue semi oscura, muy contenida, y terminó con un "adios" muy cálido, como si de verdad fueran a volver muy pronto.

Y sobre hoy nos limitamos a los comentarios que ya todo el mundo ha hecho. Patton es un sold out hoy en la noche, y aquellos que no tengan su boleto (ahmm, sniff), mejor búsquenle cómo. Haino va a sacar de onda a todos y Patton y Zu... Ah, Patton y Zu...


Keiji Haino, Mike Patton+Zu; Sábado 21 de Marzo, 22:00 hrs, Lunario del Auditorio Nacional, $400, boletos en las taquillas del Lunario (si es que quedan)

Ambarchi y Menche, masters del sonido. Zu trio, Patton oh gran patton y Keiji Haino San nos partirán la madre hoy en la noche en el Lunario.

Hoy se acaba Radar y es una pena porque me la he pasado increíblemente bien, lo bueno es que hoy en la noche tocan Haino, Zu y Mr M. Patton, mejor conocido como "el wey ese que es versátil como la chingada y hace música para cicos y grandes".

Haino abrirá este cierre, de un festival que ha estado lleno de atmósferas ruidosas y envolventes como Sunn O))) y Jazkamer, como Ambarchi y Menche, con un montón de atmósferas ruidosas y envolventes... ¿La diferencia? La textura del sonido, el material con el que se trabaja, la potencia y el despliegue de energía, la experiencia. Para ejemplicficar voy a reseñar un poco. Ambarchi el jueves se subió a un escenario pequeñito con un montón de efectos y pedales, una guitarra y su hoodie y convirtió el lugar en algo inmenso. Dos notas que Ambarchi dejaba escapar periódicamente, con la exactitud de un reloj, fueron construyendo una atmósfera conforme Ambarchi iba construyendo y deconstruyendo el sonido que salía de su guitarra. Algunas veces las notas crecían hasta abarcar todo el lugar, otras se volvían loops, chirridos que iban y venían, el sonido iba creciendo, alargándose poco a poco por el escenario, Ambarchi escuchaba cada nota, y jugaba con ella, luego regresaba al fondo para prolongarlo, enriquecerlo. Estuvimos allí para verlo jugar con el sonido y la armonía, para sentir como se contruye un ruido impresionante, para prescenciar el quiebre de una atmósfera perfectamente redonda que crece desde allí en el escenario hasta tocarnos y atravesarnos y hacerno sentir que fuimos un poquito ese ruido, porque a todos nos pegaba diferente. En resumen: dos notas+dos notas+dos notas...sumándose y restándose hasta un clímax prolongado donde el ruido se conformaba de tantas capas como el oído más educado puede alcanzar a separar, armonía que taladra los oídos... restar agentes para volver a sumar otros... el silencio.

Daniel Menche construyó otra atmósfera, igual de rica, pero donde lo importante fue la experiencia viva del sonido, no tanto como el sonido como medio para llegar a algún lugar, sino el sonido y sus capas como la experiencia misma desde una experiencia más rica que el sonido mismo. Explico: Menche se subió a una mesa con dos micrófonos adaptados para funcionar con la voz, el aire y la interacción del micrófono-objeto con el cuerpo. Adoptando una postura similar a la usada para meditar, Menche comenzó con el sonido que serviría de respaldo para toda la ola de emoción que vendría después. Soplando y manipulando el sonido del soplido Menche dió inicio a un espectáculo cargaddo de energía, lo que siguió: el ritmo procedente de golpes en el pecho. gritos extraídos del cuello alterados por golpes en el micrófono que estaba extendido como una regla, el sonido de sus objetos cortando el aire y los objetos cortándole la respiración, collares que raspaban al objeto y capas y capas de sonido y Menche gritando y haciéndose gigante en el escenario mientras el sonido exponenciaba lo que los ojos recibían al infinito. Fue breve pero catártico. Un tren que se atropelló a sí mismo para atropellarnos se llama Daniel Menche. Emoción pura...

Haino viene de otro mundo y promete poner en el escenario una emoción y energía similar a la de Menche y un trabajo conciezudo del sonido como el de Ambarchi para envolvernos en una nue de sonido como ambos y para llevarnos a vivir el ruido como nadie.

Hoy Keiji Haino, Mike Patton+Zu // Sábado 21 de Marzo 22:00 hrs. // Lunario del Auditorio Nacional // $400 aunque creo que ya no hay boletos...

Y eso sería directamente culpa de Patton y Zu trío, que llev an poco tiempo trabajando y de los que no quiero hablar mucho hasta escucharlos en vivo pero para no dejar:

Patton inició su carrera como vocal con Mr. Bungle mezclando death metal con ska y atmósferas riquísimas con chistes sonoros y una tonelada de energía. Por su portentosa voz y su poder (y la buena onda que despliega su actitúd) lo contrataron para vocalista de Faith No More, luego vuelve a Mr. Bungle para grabar bajo la producción de Zorn y allí se inicia una carrera muy apresurada por explorar todas las posibilidades de la voz en todos los ámbitos musicales y antimusicales. A Patton le gustan las armonías raras y los ambientes siniestros y tenebrosos. Ha trabajado con toda clase de músicos y proyectos para siempre concluír con piezas que suenan agresivas o intimidantes. La voz de Patton ha sido la cereza en el pastel de bandas como Fantomas y Tomahawk, Patton ha colaborado en proyectos de hip hop friki como General Patton VS: The X-Ecutioners, proyectos rarísimos de pop como el Peeping Tom, de música para gente cool como Bjork, con ruidistas como Merzbow con un algo divino: Maldoror. Ha estado con John Zorn en Naked City y recientemente con Moonchild, un proyecto en donde Zorn se dedicó a explotar las armonías y atmósferas de Patton con una exploración exhaustiva de sus capacidades vocales. Patton sabe trabajar muy bien a solas y en esta línea tiene el Adult Themes for Voice en donde explora su voz desde el grito y el gemido hasta el punto de reventamiento de cuerdas vocales.

Zu Trio es poder y sonidos rockerosos con mucho ponch. Lo que hace Zu tiene el carisma del Jazz sumado a una potencia metalosa y a la experimentación de sonido gordo y grave que Zu tiene y que trabaja improvisando sobre temas muy ponchadores y llenos de emoción. Patton y Zu serán un madrazo al público, emociones fuertes y poder controlados por chorros y chorros de experiencia. Mañana o pasado mañana mi reseña estará cargada de amor. ¡Por fin Zu Patton Quartet!

viernes, 20 de marzo de 2009

¡Oren Ambarchi fue bellísimo anoche!

Anoche Oren Ambarchi fue de lo más bonito que le ha pasado a Radar. No tocó esas atmósferas sutiles y apenas audibles de las que les hablé en el post, de hecho, muchos de nosotros no supimos en qué momento el volúmen se subió tanto, incluso al grado de recordarnos lo que hizo con Sunn O))) el sábado. Ambarchi pasaba de un tipo de sonido o efecto a otro con muchísima sutileza, sí, pero ruidosísimo, pero no ruidoso que pensarías que todo se está encimando sin control, no, Ambarchi tenía todo el control en su mesa de pedales y efectos y nunca se le vio dudar ni trastabillar. Lo que hizo ayer a las 11:30 de la noche fue simplemente precioso. Era él, sentado detrás de su mesa, con miles de plugs asomándose sobre ella, apenas tocando una o dos cuerdas cada cierto tiempo, con un compás espaciadísimo cada cierto tiempo. Fue un momento increíble cuando del ruidero que tenía regresó a lo silencioso y ese beat se repitió después de horas de ruido, y luego volvió a subir y regresó para terminar de más a menos. Oren Ambarchi estuvo increíble anoche y no diré más.

Hoy, por fin para muchos es Nurse With Wound, una banda a la que sus fans de aquí jamás pensaron que verían en vivo en un escenario mexicano, y mañana se presentan en una alineación sorprendente, lidereada, claro, por Steven Stapleton. De Daniel Menche no hay que decir mucho, basta decir que hay gente que viene principalmente a ver las capas y capas de sonido. Y de Gal* in_dog mucho menos. Es un sujeto que hace muchas cosas, demasiadas para un espacio tan reducido como un escenario de un concierto. Su presentación va, sin pierde, a sorprender a todos. Preguntándole ayer en mini conferencia de prensa, nos decía que ya sea que se presente en un escenario de concierto o en un espacio más amplio como una galería o museo, él prepara su trabajo por igual, así que quienes crean que le va a quedar chico el escenario, mejor piénsenlo otra vez. Ya sea por sus proyecciones de video microscópico, por verlo a él vestido de doctor manipular sus aparatos, por el sonido gigantesco que trae, por esta onda ritual que sale de sus presentaciones. ¡Aviéntense al Palacio de Medicina hoy!


Nurse With Wound, Guillermo Galindo, Daniel Menche, Viernes 20 de Marzo, 21:00 hrs., Palacio de Medicina, $200

jueves, 19 de marzo de 2009

¡Boletos GRATIS de última hora!

Tenemos dos pases DOBLES para el concierto de hoy: Oren Ambarchi, La Orquesta Silenciosa y Galarreta. Contesten rapidísimo porque no hay tiempo:

¿A qué integrante de La Orquesta Silenciosa vimos ya hace dos Radares?

Manden sus respuestas a festivaldemexico@gmail.com, con algún teléfono de contacto para que nos pongamos de acuerdo.


Ya se fueron, como pan caliente. Pero todavía hay boletos a la venta, va a estar regüenísimo.

por fin, hoy es Oren Ambarchi en la noche en el Palacio de Medicina

Anoche Marc Ribot, Greg Cohen, Ray Anderson, pero sobre todo, Han Bennink, sacudieron a un Teatro de la Ciudad casi lleno (ay) con grandes momentos de free jazz. Lo que tocaron anoche se amoldaba de repente a cosas plenamente jazzosas, otras más de transición en lo que uno u otro salía de un solo o tiempos en los que parecían una banda que tuviera años de estar tocando. Es cierto, mucha gente iba a ver, sobre todo, a Marc Ribot, quien estuvo impecable y sutil anoche, pero, la verdad, quien haya estado anoche en el edificio de Donceles, estará de acuerdo en que, comparados con la presencia de Han Bennink, todos parecían los hijos de algún vecino. Bennink fue la sensación anoche, se ganó al público desde el primer segundo en que empezó a tocar, hizo de todo: tocó con su boca, en el piso, con los pies, acostado, regañó a una de sus baquetas por caérsele en medio del concierto, se enojó cuando le robaron sus baquetas, se salió del escenario con todo y su bolsa, le grito "Silencio" al público. Han Bennink está loco, y se empeñó en demostrárselo a quien pudiera. Por su lado, Cohen fue, todo el tiempo, un verdadero caballero, Anderson tenía puntadas clásicas de un trombonista, y Ribot, ah, Ribot. Ribot pasó de momentos de una técnica impecable a golpes de una guitarra más rocker y otras, simplemente, se quedaba, cómodamente, en estándares de jazz.


Y luego, Hoy jueves, las jornadas de electrónica experimental empiezan dentro de unas horas y si estás leyendo esto, muy probablemente aún no tienes boleto, y estás en un error, primero porque aún quedan, y en segunda porque hoy toca Oren Ambarchi+La Orquesta Silenciosa+Christian Galarreta. Ambarchi promete unas atmósferas nítidas y suaves, todo por medio de su guitarra y la tonelada de efectos que usa para procesarla, luego, la Orquesta Silenciosa presentará improvisación y video en tiempo real, y por último, Galarreta traerá su pandemonium de juguetes y cachivaches alterados que hacen toda clase de ruidos. Nos vemos todos en un rato en el Palacio de Medicina.

Y mañana, Guillermo Galindo, Daniel Menche y, por fin, para todos los fans from hell, Nurse With Wound, con Steven Stapleton, John Fothergill y Heman Pathak. De eso hablamos al rato, saliendo de Ambarchi.




Christian Galarreta+La Orquesta Silenciosa+Oren Ambarchi, Jueves 19 de Marzo, 21:00 hrs. Palacio de Medicina, $200

Radar está dando mucho más de lo que parecía que iba a dar, y nos había prometido mucho.

No había tenido tiempo de reseñar nada más, pero nadie se puede quejar, Bob está haciendo un trabajo impecable e insuperable. Además hemos estado juntos en todos los conciertos junto con Pau y entonces lo que dice Bob nos empapa de su sabiduría y amor y lo que digamos nosotros tendrá que parecerse un poco a lo que él nos diga (quienes no saben quién es Bob, es el sujeto que escribe la mayor parte de lo que hay en este bonito blog), en fin, voy a hacer unos apuntes acá y espero que se animen a ir a lo que falta de Radar, que se está poniendo buenísimo.

Les Percussions de Strasbourg


Me prometieron que era el evento cultural del año, creo que lo fue, a pesar de lo arriesgado que es hacer una aseveración así. En Radar uno va a ver y a escuchar artistas interpretando piezas que, al menos en México, son irrepetibles. Aunque el director Jean-Paul Bernard, dijo que volverían a tocar la pieza, Le noir de l’etoile de Grisey, si los invitan otra vez. Deberíamos.

Para empezar, no creí que fuera tanta gente, no sólo porque Radiohead tocó al mismo tiempo, sino porque los conciertos de música contemporánea no suelen congregar a tanta gente, y según las cifras que dió la organización, fuimos más de 3 500 personas. No importa saber por qué, pero la gente estaba allí. Estábamos advertidos, la construcción musical planeaba hacerse alrededor del público, pero sólo unos cuántos cupimos adentro del círculo que formaban los 6 percusionistas.

Le noir de l’etoile (lo negro de la noche), se trata de escuchar a las estrellas muriendo, se trata de espacios, se trata de nosotros espectadores, del silencio. Pero el silencio es muy difícil de alcanzar, justo al comenzar la obra un montón de grillos se escuchaban en los alrededores, todos estábamos concentrados en no hacer ruido, y un montón de grillos comienzan con sus rituales de apareamiento...

La obra empieza despacio y a un volumen casi imperceptible, la construcción del sonido alrededor del espectador es aprovechar las distancias para que el sonido y el silencio se deconstruya conforme va viajando, alejándose, acercándose.

El sonido de los pulsares, sin modificación alguna están allí para definir el tiempo en que la obra será tocada, para intervenir como directores invitados que hacen que la obra sea única en el momento en que es interpretada. Pero la analogía del espacio, el espacio escultórico y la construción espacial del sonido no fue gratuita. Parece que hoy, cuando tener un home theater es indispensable para todos los amantes del cine y la buena música, todos deberían entender esa espacialidad del sonido. Estamos acostumbrados al cuadrafónico y a los 5.1 canales en el cine (el sonido envolvente que viene por todos lados para ser más realista), pero una obra que trata precisamente de la espacialidad del sonido, lo desmenuza y sumerge a quienes están escuchando, en una experiencia única, donde tuvimos la oportunidad de viviir un círculo, de vivr la perspectiva, el espacio, el espacio, el sonido, y rehacer nuestra concepción de todo ello. Ojalá los vuelvan a invitar, nadie debe perderse una vivencia de tal magnitud

Court-Circuit Ensemble


De las dos presentaciones del Ensamble Court-Circuit se puede hablar muchísimo, el sonido, en cada pieza, jugó distintos papeles, y el espectador tuvo que dar muchísimo en ambos recitales para no perder detalle.

El primer programa, conformado por 5 piezas para solistas, dio muchísimo, era un programa que parecía difícil por la diferencia en la intención de cada obra, pero que continuó con lo que habíamos visto un día antes de Grisey, y que se amplió con las piezas de Murail y de Hurel.

Abrió con Prologue, que nos abrió a todos los oídos, la viola daba todo de sí, en círculos, para regresar casi al mismo punto en períodos cortísimos de tiempo, un tema que se repetía pero que no volvía jamás al mismo lugar, hacía que cada que el sonido se modificaba una pizca, el espacio se abriera un poco más. Un tema que nunca se repite, como un deja-vú que va desgastándose (o fortaleciéndose) conforme la obra va avanzando. Una pieza que mezcla la emoción con la textura, el espectro que va abriéndose, y que logra, al final que hasta la luz sea distinta.

Charme, para clarinete, no trató tanto de sonidos o silencios, de ciclos o de armonías... fue una obra de contrastes, crecer y destruirse, gritar y callarse, brillar y apagarse, la búsqueda del silencio que no se da, porque el de adelante se rasca, al de atrás le suena la alarma del reloj... los ruidos de la calle, pero el sonido que sí llega a completarse porque el caos en un brinco de una a otra nota, descomponen ese silencio imperfecto y se vuelve una pieza encantadora.

La pieza de Murail para viola (C'est un jardin secret, ma souer, ma fiancée, une source scellée, una fontaine close...) es una pieza que sube y baja, donde el violista casi nunca deja de tocar, donde el sonido y cómo puede extenderse sobre sí mismo como una liga y casi romperse para volver a encogerse son los principales protagonistas. Mucha tensión y energía que nos prepararon para un despliegue de poder en la pieza para chelo de Hurel: D'un trait, que fue sin duda el momento más conmovedor de todo el recital. El violonchelo explorado en un sin fin de posibilidades sonoras, en cuanto a timbre volumen, armonía, espacio, tiempo. Una obra completa, donde toda clase de ruidos-sonidos, se encontraron para encontrar una fuerza, violencia que al final fue liberadora.

Las últimas piezas, Anubis y Nout, fueron aún más poderosas que la anterior, pero un poco más solemnes y quizá más sobrias, aunque el contraste en este caso se dió de una pieza a la otra, mientras en la primera los tonos más graves sonaban poco tiempo y alternaban con largos períodos de notas altas y largas, en la segunda parte los gravísimos sonidos llenaban la sala y los brillos de las notas altas apenas aparecían para contrastar, para dejar una reminiscencia de lo que había sido. Quizá como metáfora de la muerte, de la noche, de un final. Fue un concierto de los que dejan la satisfacción de haber estado en el lugar correcto en el momento correcto. Nunca había escuchado ninguna de esta piezas en vivo y la manera en cómo se trabaja con el instrumento y se le explota al máxximo para salirse del instrumento mismo, la capacidad del sonido para estirarse, el tiempo, todo se vive de una forma maravillosa cuando el intérprete está a unos cuantos metros.

Las tres piezas que tocaron en la sala nezahualcóyotl fueron un viaje a otro mundo.

La primera, Talea, de Grisey, que quizá debieron haber programado al final, no es una pieza tan emotiva como la última que tocaron: Vortex Temporum, que fue la pieza que a todo el mundo dejó un buen sabor de boca y una satisfacción al salir de la sala.

Talea es una obra de tiempo, de espacio (otra vez), en donde el contraste del piano con los otros instrumentos y la opacidad que se logra al juntar la flauta y el violín, hacen que el espectador se centre en lo temporal y en cómo se va desartrolando la obra por pasajes insospechados. es una obra impredecible que dura más de lo que dura en realidad, aquí se vuelve a construír en el espacio con el sonido, pero no por la isposición del público o de los instrumentos, sino por las tonalidades y microtonalidades contrastadas, comparadas.

La Barque Mistique, de Murail juega con el espacio un poco a la manera de Le noir de l’etoile, el sonido circula, cada intrumento le pasa la batuta al otro, el sonido no cesa de girar, de crecer, de moverse. En esta pieza el sonido alcanza profundidades giigantes, quizá el espectro más amplio en armonía. El piano juega una parte fundamental cuando con las notas más graves se aleja del violín, de la flauta, del clarinete, para irse detrás de nosotros y volver con destellos pequeñitos pero constantes, notas altas que bailan alrededro de las demás.

Vortex Temporum es emoción pura, la exploración del sonido pierde un poco perspectivas, y apesar de que en cuanto a juego de volúmenes e intensidades la obra es riquísima, las armonías (ricas sí que lo son) se vuelven más amenas, nos llevan ya no tan lejos, no a lo inexplorado, sino a donde queremos ir. Una pieza para escucharse en vivo, es una pena que tan pocas personas hayan asistido, porque todos salieron contentos y celebrando el maravilloso final de la pieza, donde la flauta y el piano jugan a corretearse, a brillar, a alzarse se quedan por allí en algún lado, encendidos, hasta que uno deja de contener la respiración y empieza el aplauso.

Anderson Bennink Cohen Ribot

De ellos no hay mucho qué decir. Nunca habían tocado juntos y pareciera que se conocían de toda la vida. Greg Cohen siguiendo a Bennink frenéticamente para todos lados, Ribot ayudándose de Cohen para interpretar el pasaje a donde debían ir.

Hubo momentos de verdadera libertad y hubo momentos de puro jazz, pero ellos 4 de verdad se ve que lo disfrutan, tanto que después de irse por segunda vez, volvieron para cerrar con Ayler, para regocijo de quienes fueron a verlos esperando jazz y nada más.

El momento favorito de todos fue cuando Bennink se tiró al suelo y ayudándose de sus zapatos y los atriles de los micrófonos, se puso a tocar directo sobre el escenario, con unos dulcísimos golpeteos de baqueta contra madera y metal que perdieron toda la timidez y llenaron el teatro de la ciudad de ritmo.

Anderson y Cohen contrastaron en el trombón y el contrabajo, maestros los dos de momentos inolvidables, Anderson con secuencias que se salían a veces de lo jazzístico por kilómtros y a veces, quizá por el color de su trombón, era quien nos recordaba que era jazz una parte de lo que estaba sucediendo en el escenario. Pero el contraste que brilló, como siempre, fue Ribot. Hay quienes creen que no puede integrarse o seguir a los otros músicos, pero hoy demostró que con un par de guías rítmicos como Hann y Greg, puede ir a donde se le de la gana sin perderse, pero que también puede gritonear, correr y lucirse sin que tengan que ir por él.

El protagonismo de la guitarra se perdió, a ratos, sin que eso signifique que Ribor lo estaba haciendo mal, los cuatro se respetaban lo suficiente, pero no se tuvieron miedo, Bennink demostró que todas sus excentricidades están justificadas, que la batería es mucho más rica de lo que parece y hubo momentos en que las melodías que salían de la batería eran tan ricas que parecía que Alan Dawson había resucitado en un viejecillo blanco, de cabellos plateados con gran carisma y sentido del humor.

Amé ver a Cohen en vivo, su técnica impecable, su paciencia, y su poder para marcarlo todo a su ritmo y para seguir cuando es necesario lo hacen grandísimo.


No puedo esperar a todo lo que falta.

Mañana Abarchi, Galarreta y la Orquesta Silenciosa arrancan la electrónica experimental. Ya vimos a Ambarchi cumplir con Sunn O))) y formar parte de un noise pesadísimo, ahora le toca hacer lo suyo solo. Galarreta representado a Perú y a toda la gran escena de ruidistas que hay por allá y la Orquesta Silenciosa que promete llevarnos a otro mundo (uno más, como hizo Sun O))) ) improvisando, ambientando, ruideando.

No se lo pierdan, no sean burros.

Oren Ambarchi, La Orquesta Silenciosa y Christian Galarreta

Palacio de Medicina

Jueves 19 de Marzo 21:00 hrs. // $200.






miércoles, 18 de marzo de 2009

El Ensamble Court Circuit dio una presentación soberbia como pocas para un público selecto ayer y antier

El Ensamble Court Circuit se presentó anoche y el lunes en la Sala Neza del CCU y en el Salón de Recepciones del MUNAL respectivamente. Su interpretación de las piezas de Grisey, Murail y Hurel fue sorprendente. Todos nos emocionamos sin estar lo suficientemente preparados. Nadie se imaginaba esto. El lunes, en un cuartito del Munal en donde no habría más de 150 personas, lograron, con sus instrumentos y sin nada más, hacer cosas verdaderamente sorprendentes. Era como si tomaran el sonido como un hilo y lo deshebraran hasta ampliarlo muchísimas veces. Era increíble, por ejemplo, en Prólogue, para viola, cómo se le podía sacar toda esa sonoridad al instrumento. Este efecto se repitió a lo largo de todo el concierto, que duró alrededor de 75 minutos. La pregunta principal (que no pude hacerle al Ensamble en su entrevista en la Sala Neza por el horroroso servicio de transporte de Ciudad Universitaria) era, ¿cómo lograr esa sonoridad o espacialidad ampliada en el concierto de ayer tomando en cuenta que en el MUNAL se trataba de instrumentos solos y ahora tocaría todo el ensamble? La primera mitad del concierto de anoche no parecía responder a esta pregunta (no iba por ahí la cosa con Tálea y la pieza de Murail), pero, en Vortex temporum de Gérard Grisey, las cosas se aclararon increíblemente. Era ese efecto, sí, en todos los instrumentos, repeticiones y zonas de silencios ampliados increíbles. La gente se enamoró automáticamente de Fuminori Tanada, pianista del ensamble, que ejecutó su parte con una sutileza y una fuerza al mismo tiempo fascinantes.

Con la espectacular presentación de Les Percussions de Strasbourg y el Ensamble Court Circuit acaba el Ciclo Gérard Grisey de Radar, y seguimos con la esperadísima presentación de Anderson+Cohen+Bennink+Ribot en el Teatro de La Ciudad hoy a las 8:30 pm. Aún quedan boletos. No se vayan a peder de una oportunidad única de ver, por primera vez juntos, a estos monstruos de la improvisación y el experimental. Sólo por ver a Bennink haciendo pedazos la palabra "baterista" o por ver a Ribot tratar a su guitarra como un arma, vale la pena comprar su boleto. Nos vemos en la noche!



Anderson+Bennink+Cohen+Ribot
Miércoles 18 de Marzo
20:30 hrs.
Teatro de la Ciudad
$250, $200, $150, $80

domingo, 15 de marzo de 2009

Les Percussions de Strasbourg y el Espacio Escultórico fueron la experiencia del año hace unas horas y Radar apenas está empezando

La presentación de Les Percussions de Strasbourg hace un par de horas en el Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria fue mucho pero muchísimo más de lo que cualquiera hubiera esperado. Fue Increíble. En un terreno de roca volcánica a reventar (pese a la clara competencia en audiencia que suponía el concierto de Radiohead en el Foro Sol), las seis plataformas de percusiones, dispuestas en el perímetro del Espacio Escultórico, generaron un efecto de sonido envolvente maravilloso. Un golpeteo sonaba a la derecha y se iba moviendo hasta darte la vuelta, los pulsares desconcertaron a más de uno, la manera en que las percusiones se entretejían con los sonidos de los pulsares fue increíble. Toda la experiencia resultó extraordinaria, aun cuando el mismo público resultó el peor enemigo del público: la pieza exigía de un silencio que simplemente no embonaba una con la pléyade de bebés traídos por sus padres en domingo, la cantidad de celulares en uso y la idea de que por ser una pieza en espacio abierto no exigía estar callado (la palabra 'percusiones' suele ser un tema de interés demasiado amplio en el sector cultural). Pero todo eso no importó, la presentación de Le Noir de L'Etoile de Gérard Grisey fue una experiencia verdaderamente aparte.

Y el ciclo Grisey continúa el Lunes 16 y el martes 17 en el MUNAL y la Sala Nezahualcóyotl respectivamente. El Ensamble Court-Circuit presenta algunas de las obras más representativas del compositor espectralista. Empieza el lunes con la interpretación de Charme, Anubis Nout, o Prologue y termina el martes con la esperada presentación de Vortex Temporum, una de las obras más interesantes de Grisey, además de obras de Tristan Murail, quién también trabajó a lado de Grisey. Los conciertos están programados de menos a más, precisamente para el lunes comenzar con una especie de introducción de la obra de Grisey y culminar en la Sala Neza con algunos de sus trabajos más sólidos y desafiantes, tanto para el escucha como para los intérpretes. Del Ensamble Court-Circuit no podemos decir mucho ya a estas alturas, sus presentaciones, caracterizadas por el talento individual de sus integrantes y los sorprendentes efectos sonoros que genera, son una garantía de que sus presentaciones serán llenas de energía y a la vez extremadamente cuidadas. Quien haya quedado sorprendido por la espacialidad del compositor francés en el espacio escultórico, deben ir al Munal y la Sala Neza.



Ciclo Gérard Grisey 2 y 3, Ensamble Court-Circuit

-Lunes 16 de Marzo, 18:00 hrs, Sala de Recepciones del MUNAL. $150
-Martes 17 de Marzo, 20:30 hrs, Sala Nezahualcóyotl. $150

Sunn O))) dejó sordo al 50% del público del Lunario anoche, el otro 50% que todavía escucha, nos vemos hoy a las 7 en el Espacio Escultórico en Grisey

El concierto de Sunn O))) acabó hace casi nueve horas y todavía no se va el zumbido de los oídos. Jazkamer estuvo increíblemente atascado desde que comenzaron, tocaron con una alineación que llamaba la atención por sencilla (guitarra-guitarra-batería) pero eso no impidió que todos se pararan de puntitas para ver de dónde diablos salía todo el ruidero de Lasse Marhaug y John Hegre. Nils Are Drønen fue la gran sorpresa en la batería, que desde que comenzó tocó con toda la fuerza de quien hace un solo de 2 o 3 minutos pero prolongado por más de cuarenta minutos (se tuvo que salir del escenario, muerto de cansancio). Pero si se puede decir que Marhaug y Hegre estuvieron atascados, se tendría que redefinir el término con Sunn O))). Sin dudarlo un segundo, fue el concierto más física y mentalmente demandante de todo Radar 8. Si uno escucha los discos o ve los youtubes de Sunn O))) uno igual y dice que son "soundscapes" o "sonidos prolongados y distorsionados". Esto, en vivo, es una burda y absoluta mentira. Algunos términos que se me venían a la cabeza anoche mientras O'Malley y Anderson hacian zimbrar los cimientos del Lunario (cosa que nunca cedió ni un poco) fueron: trombosis sonora, bulldozer auditivo. Cuando escribí que sería una atmósfera abrasante no sabía de lo que hablaba. La idea de 'Muralla de Sonido' definitivamente aplicaba, pero siempre y cuando uno fuera emparedado vivo entre ampllificadores que antes de sonar, temblaban, entre toneladas de humo (era verdaderamente difícil verlos). Esto del sonido, de la atmósfera hablamos en otro post, fue exactamente lo que se esperaba y un poco más (fue sumamente emotivo ver a O'Malley abrazar a Marhaug, Ambarchi y Anderson repetidas veces). Csihar hizo lo que haría Csihar. Basta con decir que, para algunos, Radar empezó y terminó anoche.


Pero hoy es domingo y es otra cosa, hoy es Le Noir de L'Etoile de Gérard Grisey en el Espacio Escultórico con el legendario ensamble Les Percussions de Strasbourg en primera y única presentación (mañana darán una master class en la Escuela Nacional de Música), hoy es el sonido de los pulsares integrado al sonido de los seis percusionistas en vivo y sin modificación, justo al anochecer, con el público rodeado por los músicos, sentado en la roca volcánica del espacio que este año celebra treinta años. Hoy es entrada libre y definitivamente uno de los conciertos que más expectativa han causado de todo el programa de Radar.
Nos vemos hoy a las 7 en el Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria.



Ya dijimos que es Entrada Libre.



Ciclo Gérard Grisey 1: Le Noir de L'Etoile, Les Percussions de Strasbourg, Espacio Escultórico del Centro Cultural Universitario, Domingo 15 de Marzo, 19:00 horas. Entrada Libre.

Sun O))) y Jazkamer rifaron y estuvieron de pocamadre.

Noche de exceso de humo, platillos rotos, los oídos pidiendo clemencia, el cotorreo, las hamburguesas... hicieron de este concierto uno inolvidavle...

Jazkamer domina su oficio y no pierden el tiempo con formalidades. Después de arreglar sus cerebros de naranja, y casi sin previo aviso (se fueron las luces y la batalla comenzó) una nube de ruido y tamborazos libraron una batalla contra sí mismos, en el escenario, tres grandes desafiaban sus propios límites y los del instrumento. un platillo roto, cables por acá, mucho sudor... Jazkamer fue intenso. Lasse Marhaug en el ruido, con guitarra en mano, un montón de aparatos y cables en las manos, en la batería, el héroe de la noche, invitado, que tocó con tanta fuerza que tuvo que salirse antes, agotado, del escenario: Nils Are Drønen. Lasse Marghaug que hoy fue quién mantenía la cordura, aparentemente, dentro del escenario, desde su guitarra y aparentemente tranquilo, salieron de su guitarra tantos sonidos como eran posibles, sinque se reconociera jamás una guitarra sonando. Como trío fueron exquisitos, perdieron un poco la calidad de cien por cierto noise que solemos escuchar, gracias (o por culpa de) la batería, que fue una gran sorpresa (aunque anunciada), pidiéndose demasiado entre ellos, nos dieron una sacudida y nos dejaron casi sordos por un rato... Hermoso.

Sun O))) no son sólo música, visualmente no son una banda, son casi predicadores de rollos casi incomprensibles, actores de un mundo que se crea con la música y que se tatúa en la mente del espectador con la ayuda de las capuchas, las luces, el humo y los puños levantados.

No quiero decir mucho, es casi indescriptible, antes de escucharlos en vivo me encantaban, eran "los weyes que tocan bien pesado y bien lento" pero verlos y escucharlos en vivo es completamente distinto, es un clavado a una alberca tan rara, un mar de sonido que te hace viajar a los lugares más pesados a los que uno puede llegar.

Oren Ambarchi, Lasse Marhaug y Attila Csihar, colaboradores. y Stephen O'Malley y Greg Anderson como siempre al mando del sonido, se treparon también más allá de donde uno cree que lo que uno escucha puede llegar, a paso lento pero bien marcado.


Y lo mejor, todos y cada uno de los conciertos de este, su festival Radar, prometen marcarnos de por vida y no soltarnos. No se pierdan nada.

Domingo: ¡Todos al espacio escultórico!



sábado, 14 de marzo de 2009

¡Radar ya empezó, se viene encima la mejor semana del año; Hoy: todos al Lunario a ver a Sunn O)))!

Buenas y malas noticias:

La Buena:
Radar por fin comenzó sus actividades oficialmente ayer por la noche en el Laboratorio Arte Alameda (según mi memoria con el doble de gente y tres veces menos alcohol) con la inauguración de Insideout, exposición que, a juicio del que escribe, supera en varios aspectos a su símil del año pasado, la exposición Sonic Loud. Las piezas de David Tudor (con su iluminación increíblemente leve) y Michael J. Schumacher superan las expectativas de cualquiera y la disposición y montaje de todas las obras está por demás cuidada, logrando un todo exposición bastante logrado.

La Mala: por segunda vez en un museo mexicano, la pieza Guitar Drag de Christian Marclay simplemente no llegó a la exposición, y decimos segunda vez porque recuerdo que estuvo anunciada como presente en algún festival de arte sonoro del Ex Teresa y la pieza también brilló por su ausencia, causando que más de uno agachara la cabeza sin remedio. Pero eso no importa porque aquí la tenemos:



Christian Marclay, Guitar Drag, Video, 2000

¡Y hoy en la noche: Sunn O))) y Jazkamer en el Lunario! Todavía quedan boletos, los cuales pueden comprar directamente en el Lunario hoy antes del concierto. Ya no le piensen, si se les fue Melt Banana (de la que se perdieron) o Wolfeyes el año pasado nada más de indecisos, no cometan el mismo error en estas segundas jornadas de Rock Experimental. Además, con Stephen O’Malley y Greg Anderson se subirán al escenario el legendario ex vocalista de Mayhem, Attila Csihar, el guitarrista Oren Ambarchi (que se presenta en solitario el jueves en el Palacio de Medicina) y Lasse Marhaug de Jazkamer. Hoy no hay tráfico porque todo el mundo se fue de puente y el concierto empieza a las diez de la noche. ¡No hay pretextos, nos vemos a las 10 en el Lunario!

Y mañana, el evento del año (que no, no es Radiohead): Le Noir de L’Etoile, con Les Percussions de Strasbourg en el Espacio Escultórico del CCU. De eso platicamos mañana.


Sunn O))) & Jazkamer / Hoy Sábado 13 de marzo, 22:00 hrs. // Lunario del Auditorio Nacional, $250 (boletos a la venta antes del concierto)

miércoles, 11 de marzo de 2009

Radar abre su programación este viernes en el Laboratorio de Arte Alameda con algunos de los artistas sonoros más importantes del mundo

Desde que Rogelio Sosa tomó la estafeta de Radar el año pasado, una de las novedades más notables y agradecidas fue la incorporación de una exposición de arte sonoro, que inició con Sonic Loud, curada por Guillermo Santamarina y Bárbara Perea y presentada en el Laboratorio de Arte Alameda, con la que iniciaba actividades. Si bien es cierto que dicha exposición pudo traer algunas obras bastante atractivas al público mexicano (como Anthro-Socio, del artista estadounidense Bruce Nauman), también es cierto que estaba hecha con más imaginación y buenas intenciones que otra cosa, trayendo obras que, más que muestras intencionadas de arte sonoro, resultaban, en su mayoría, piezas que podían insertarse en un marco curatorial que exploraba más el espectro auditivo de algunas obras que el fenómeno sonoro en sí, como el efecto claustrofóbico y angustiante de las voces de la pieza de Nauman, la obra de Marcela Armas, en la que el sonido parece ser un efecto secundario agregado (resultaba mucho más interesante su participación en el Festival de Arte Sonoro del ExTeresa Arte Actual, presentada unos meses antes), o una exploración más social del sonido, como en Disparos, del artista español radicado en México Santiago Sierra. Para resumir, era una exposición interesante, sí, que bien valía la pena visitar, pero que no ocultaba estar, por decirlo de alguna manera, hecha con tres pesos.

Con evidentemente más presupuesto y preparación, Radar presenta este año, de nueva cuenta en el Laboratorio de Arte Alameda, la exposición Insideout, curada por el estadounidense Alan Licht, autor de Sound Art: Beyond Music, Between Categories, libro que desde su aparición se convirtió en una referencia obligada del arte sonoro. Alan Licht (New Jersey, 1948) se ha desempeñado durante un buen tiempo como guitarrista en bandas de rock alternativo y también ha destacado como compositor y solista.

En Sound Art: Beyond Music, Between Categories, Licht explica su papel como curador: “La curación del arte sonoro busca destacar el sonido en su estado natural y encontrar los sonidos latentes en cualquier objeto. El arte sonoro introduce al oyente en la obra que se está experimentando. A diferencia de un concierto de música, en el arte sonoro no hay ninguna jerarquía entre el público y el ejecutante en escena”.


Para Insideout, Alan Licht ha seleccionado siete obras:


Christian Marclay
Guitar Drag
2000


Una de las figuras más importantes del arte sonoro mundial, si no es que el nombre más reconocido, Christian Marclay (California, 1955) saltó al mundo en los años ochenta como una figura importante de la improvisación en tornamesa. En su obra, Marclay utiliza equipo de audio (micrófonos, discos de vinilo, micrófonos, bocinas y tornamesas) y los modifica hasta que su sonido se convierte en algo que usualmente uno no asociaría con su fuente. Marclay dice: “Me interesan los sonidos que la gente no quiere, por ejemplo, el sonido de la aguja sobre la superficie del disco, las interferencias, el chirrido… estos son los sonidos que quiero usar en mi música”.

Guitar Drag es una de las piezas más conocidas de Marclay, en ella, conecta una guitarra a un amplificador metido en la cajuela de una camioneta que arrastra la guitarra por los campos y las carreteras de Texas. En poco tiempo, las cuerdas se rompen y es el cuerpo de la guitarra que vibra por el terreno irregular lo que genera diferentes sonidos y texturas.

Click aquí para ver un documental en el que Marclay discute sus intereses en los sonidos que nadie desea, las tornamesas y otras cosas. Es una excelente fuente para iniciarse en la obra de Marclay

David Tudor
Rainforest V, realizada por Composers Inside Electronics (John Driscoll, Phil Edelstein, Matt Rogalsky)
1968/1973/2008


David Tudor (Philadelphia, 1926-1996), pianista y compositor clave de la música experimental, es conocido sobre todo por ser el intérprete y colaborador de varias de las obras más importantes de John Cage (1921-1992), tales como 4’33” o Variations. A mediados de los setenta, Tudor fue pionero de lo que suele llamarse “Live Electronics”, distinguiéndose de los compositores de música electrónica al incorporar sistemas electrónicos creados por él mismo.



Tudor realizó una primera versión de Rainforest en 1968 para una función de danza de la compañía de Merce Cunningham. En 1973, con ayuda de John Driscoll, Phil Edelstein y Matt Rogalzsky, desarrolló Rainforest IV. El visitante puede caminar a través del ambiente y escuchar cada ‘voz’ por separado o todo al mismo tiempo, recordando cada sonido individual en relación con los otros sonidos de la habitación. Rainforest IV ha sido ejecutada muchas veces como una instalación temporal por un periodo de horas, con el público interactuando con los objetos. En Rainforest V se presenta por primera vez como una instalación automatizada sin ejecutantes u operadores.



Michael J. Schumacher
Room Piece Mexico City
2009

Desde la década de los ochenta Michael J. Schumacher se ha especializado en la creación de ambientes sonoros generados por computadora. Sus obras se enfocan en la acústica y la arquitectura de un sitio determinado, donde la ubicación de múltiples bocinas es un componente vital. Además, desde 1996 dirige la Diapason Gallery, la única galería dedicada exclusivamente al arte sonoro en Estados Unidos.

Room Piece Mexico City es la última pieza de su serie Room Piece, iniciada en 1991 y presentada por primera vez en la casa del propio Schumacher. Las fuentes de sonido de sus obras provienen de instrumentos, grabaciones de campo, películas, discos compactos o de internet.

Manuel Rocha Iturbide
I Play the Drums with Frecuency
2005


Nombre obligado en México como compositor, artista sonoro, recopilador y documentador de este género artístico en el país, Manuel Rocha Iturbide ha creado, desde los años ochenta, un amplio cuerpo de obra que pasa por la instalación y las esculturas sonoras además de su trabajo como músico electrónico. En I Play the Drums with Frecuency, Rocha coloca bocinas en los distintos elementos de una batería y los dispersa por toda la habitación. Mediante una computadora, ondas sinusoidales hacen vibrar los parches y platillos de la batería, generando una atmósfera sonora que no es la del instrumento al ser tocado con las baquetas sino una que más bien evoca la materialidad del instrumento y lo alude a través de los sonidos que no suelen escucharse.


Thom Kubli
Vinilo Cubes
2003

Artista alemán radicado en Berlin y Köln, Thom Kubli tiene una larga experiencia en la producción de música electroacústica y la creación de radionovelas para la WDR, una de las emisoras de radio más importantes de Alemania. En su pieza Vinilo Cubes, cinco bloques de gelatina contienen espirales de voz y transmiten impulsos sonorosque permiten escuchar el sonido de patinetas grabadas en una locación urbana. El espectador puede caminar por la obra y escuchar para percibir la transmisión de estos datos sonoros.





Sébastien Roux
Wallpaper Music


Antes de entrar en el terreno del arte sonoro, Sébastien Roux (Paris, 1977) incursionó como guitarrista en distintos grupos de rock. Su trayectoria, ecléctica y mixta, lo ha llevado a desarrollar diversas soluciones para explorar el espacio sonoro, como performances audiovisuales, radioarte, música para cine e instalaciones sonoras.

En Wallpaper Music, un muro cubierto por papel tapiz esconde una serie de bocinas planas que hacen que la pared se convierta en un espacio de vibración y fuente de sonido. Al ocultar las bocinas, Roux cambia los papeles al provocar un desfase entre los elementos visibles y los efectos sonoros que generan.


Nadine Robinson
Alles grau in grau malen
2005



La artista británica radicada en New York Nadine Robinson trabaja con distintos temas y objetos de su experiencia personal: su vida académica, la espiritualidad del misticismo jamaicano obeah, el factor socio-económico / psico-sociológico del Bronx y su propia sexualidad. Alles grau in grau malen, inspirada en las camionetas sonideras jamaicanas, consiste de varias bocinas dispuestas a lo largo de un muro en las que se combinan la música bailable de Jamaica con cantos funerarios católicos y extractos de bandas sonoras de películas de Hollywood como El Exorcista, El Bebé de Rosemary y Matrix.




Con Insideout, Radar inicia sus actividades dentro del 25 Festival de México en el Centro Histórico, así que la espera terminó para los muchos seguidores incondicionales del festival que desde hace un tiempo se han ido formando. La inauguración de la exposición es este próximo viernes 13 de marzo, a las 20:30 hrs en el Laboratorio Arte Alameda, la entrada, obvio, es libre. La exposición permanecerá abierta hasta el domingo 3 de Mayo.


Insideout, curaduría: Alan Licht // Laboratorio de Arte Alameda, Inauguración: Viernes 13 de Marzo, 20:30 hrs, entrada libre.

domingo, 8 de marzo de 2009

Mike Patton, tres romanos y una leyenda japonesa de 56 años cierran Radar 8, no hagan preguntas, sólo vayan


Sin más presentación, que Radar inicia actividades este viernes -o sea ya-, señoras y señores, esto es Mike Patton+Zu







Mike Patton, el camaleónico vocalista (capaz de cambiar de estilo y/o proyecto con una versatilidad sobresaliente) de grupos como Faith No More, Mr. Bungle o Fantômas (con quien ya se presentó hace cuatro años en Radar), con una discografía grosera, se lanza al escenario con el trío de romanos Luca Mai, Massimo Pupilo y Jacopo Bataglia, que conforman la agrupación de avant jazz Zu.

Este proyecto italiano, cuya principal característica es saltar de un colaborador a otro, lleva ya diez años y catorce discos de borrar las fronteras del rock, el metal, el noise y el punk jazz con un conjunto de instrumentos bastante poco común (batería, saxofón barítono y bajo eléctrico). Así, sin mayor explicación, Patton y Zu decidieron crear un ensamble para jugar juntos con las posibilidades del sonido.

Y básicamente, sin querer mejorar la expectativa de su presentación (que de por sí ya es enorme, siendo el concierto más esperado de esta edición de Radar 8), podemos decir que cuando se suban al escenario, un trío que logra sacar hasta el último sonido de sus instrumentos y una voz con un nulo sentido de la palabra límites se juntarán para darle una definición a las palabras rasposo y catártico.

Y es que, cada uno por su parte, Patton y Zu han logrado, en su carrera, llevar tan al extremo el sonido de sus propios estilos e instrumentos, que lo han rebasado hasta dejarlo irreconocible, difícil, áspero y rijoso; la palabra “vocalista” suena anticuada cuando uno escucha lo que Patton ha logrado redimensionar en su trabajo, y la idea de un trío de jazz necesariamente se queda corta, casi a la altura de una banda de bar, cuando uno escucha lo que este trío de romanos es capaz de hacer con sus instrumentos semiacústicos.



La primera vez que escuché a Patton solo, fuera de sus proyectos más populares como Faith No More o Fantômas, recuerdo que de inmediato pensé: “¿cómo coños hace eso?”. Aún con el procesamiento electrónico necesario para hacer los portentos que hace con su voz, me parecía increíble que pudiera llevar tan al límite un instrumento como es la propia voz de esa manera. Uno podía encontrar todo tipo de registros en su trabajo, me pareció sorprendente que hiciera todo lo que hacía sólo con su garganta, es decir, que pudiera, por decirlo de una manera, ‘componer’ para voz de esa forma. Patton ha manejado su instrumento a tales niveles en toda su labor como vocalista que su música y sus interpretaciones son verdaderamente una invención novedosa, que a primera oída suele desconcertar por su complejidad.



Por el otro lado, Zu, con un conjunto de instrumentos tan nobles y humildes como son el bajo, el saxofón y la batería, han logrado expandir su campo de acción sonora a tal grado que su energía y brusquedad (sobre todo cuando uno los mira pensando en un conjunto de jazz) resultan verdaderamente notorias. Más que emotivo, como han sido los cierres de Radar de los últimos años (acuérdense de Music For Airports de Brian Eno en un Palacio de Bellas Artes a reventar cerrando Radar 5 o un soberbio Anthony Braxton el año pasado en el Teatro de la Ciudad), el de este año promete ser catártico, hosco, algo que muy probablemente va a pasar un tiempo antes de que vuelva a acontecer. Es una fórmula simple: un trío capaz de acelerar y violentar a sus instrumentos de maneras tan sutiles como descorteses, junto a un vocalista con un repertorio de gorjeos, gritos, gárgaras, arias, sonidos electrónicos y modulaciones de voz esquizofrénicas que darán, forzosamente, una presentación brutal y despiadada.



Pero antes…


Cierto, este año, Radar no incluye a la turba de japoneses (casi siempre iracundos) que suele traer (Yamantaka Eye, Atsuhiro Ito, Otomo Yoshihide, Taeji Sawai, Ikue Mori, por decir algunos), sin embargo, abriendo este concierto en el Lunario, Radar trae a uno de los japs más importantes en la historia de la escena:


El trabajo del músico experimental japonés Keiji Haino (Chiba, 1952) ha recorrido el rock, la improvisación, el noise, las percusiones, la psicodelia, el minimalismo y el drone en sus más de treinta años de carrera; de él se pueden decir infinidad de cosas, como que ha colaborado con las mentes más disímiles y reconocidas, desde John Zorn, Yamataka Eye, Magical Power Mako, el difunto Derek Bailey, Bill Laswell, John Duncan, Peter Brotzman, Fred Frith, Jim O’Rourke hasta Toru Takemitsu. Que cita como sus influencias a artistas como Syd Barret, Marlene Dietrich, Iannis Xenakis, Charlie Parker o Blind Lemon Jefferson. Que desde hace mucho tiempo se ha dedicado a explorar los límites de la guitarra eléctrica y la voz, aunque suele implementar una multitud de instrumentos en su trabajo.

Pero toda esa información deja de ser útil cuando se tiene a Keiji encima del escenario.




Keiji Haino en el No Fun Fest, 2007


Sus exploraciones con el sonido suelen ser sumamente largas, muy intensas. A diferencia de lo que ya habremos visto para ese entonces en las jornadas de Electrónica Experimental unos días antes, con sonidos más refinados o preparados, lo que Haino hace conlleva una energía originalmente adquirida en el rock, en la crudeza de manejar un instrumento como es la guitarra.

Haino puede pasar por momentos declaradamente drone, con prolongaciones de sonidos extremadamente distorsionados, y exceder esos límites hasta llegar a una atmósfera de silencios (no obstante el inmenso ruido) y de repeticiones más propia del minimalismo, sólo para usarlo como antesala de una interpretación con la voz mucho más cercana al rock o a un acto teatral (sitio de origen de Haino), todo esto con capas y capas de grabaciones desconcertantes (riffs de guitarras muy agudos que de pronto se convierten en voces, distorsiones cuya fuente no logras identificar, o ni siquiera sabes si realmente estás escuchando ese sonido como tal o es sólo un efecto del otro montón de ruido que está sonando en ese mismo momento).

Las improvisaciones de Keiji Haino suelen ser verdaderamente transformadoras precisamente por esta mezcla en vivo de tiempos, timbres y maneras o estructuras de abordar el sonido. Al final no sabes qué fue lo que pasó, no tuviste tiempo de hacerte a la idea de un solo sonido, porque lo que pasó fue una amalgama de soluciones sonoras sumamente viva, en movimiento. Lo que de repente parecía un paisaje sonoro se convierte en un bloque macizo de sonido, sólo para metamorfosearse en un único sonido prolongado hasta que ya no es posible sostenerlo más sin descomponerlo y volver al principio.

Keiji Haino, como todos los músicos noise/experimentales japoneses, cuenta, con sus cincuenta y tantos años, de esa energía feroz y peligrosa que suelen mostrar los nipones en el escenario, sin embargo en su caso vale la pena recordar esa pose, ese desgarbo y crudeza que vienen más del mundo del rock, que hace que sus presentaciones, pese a lo complejo de su sonido sean, no obstante, dinámicas y llenas de vitalidad.




Keiji Haino con Otomo Yoshihide

Keiji Haino+Yamataka Eye+John Zorn




Próximo post: Radar inaugura sus actividades el viernes. ¡Todos al Laboratorio de Arte Alameda a las 20:30!



Keiji Haino, Mike Patton+Zu // Sábado 21 de Marzo 22:00 hrs. // Lunario del Auditorio Nacional // $400

jueves, 5 de marzo de 2009

Surrealismo à la Nurse With Wound

Nurse With Wound


La segunda jornada de Electrónica Experimental de Radar trae en esta ocasión a un compositor mexicano generando video y sonido a la vez, a un estadounidense extremadamente sutil aunque no por eso menos escandaloso y a una de las referencias obligadas, consagradas y de culto de la música experimental de los últimos treinta años por primera (y quizá única) vez en México, resumiendo: Guillermo Galindo, Daniel Menche y Nurse With Wound. Así que al grano.



Gal* in_dog o de la sinestesia


Guillermo Galindo, arquitecto del sonido, compositor mexicano y artista multimedia que reside en Oakland, E.U. y es parte del colectivo Pocha Nostra (fundado por el artista chicano Guillermo Gómez Peña) abrirá esta sesión de Electrónica Experimental de Radar con un espectáculo que tendrá, como parte más llamativa, el aspecto visual de su presentación.

Ver en vivo a Gal* in_dog (pseudónimo con el que prefiere presentarse) valdrá la pena sin lugar a dudas, y es que Galindo abarca una infinidad de medios: composición de sinfonías para coro y spoken word, instalación, performance, interacción computarizada, electroacústica y construcción de instrumentos y esculturas con residuos industriales (a los que llama cinetic sonic structures o cyber totemic objects).

En esta ocasión, presentará una nueva versión de su obra Microkoan, que ha desarrollado desde hace varios años y que implica la especialización de sonido y video en vivo. Esta parte visual está basada en microscopía, es decir, el microscopio percibe movimientos y cambios de luz y emite sonido y a la vez la imagen.

Guillermo Galindo se las tendrá que arreglar con un asunto que desde hace muchísimo tiempo suele quitarle el sueño a varios artistas sonoros y multimedia: ¿Cómo crear sonido e imagen en movimiento en vivo? No hablamos de musicalizar un video o ilustrar el sonido, sino de poder generar ambas cosas a partir de estímulos o ideas base, que el ojo responda a la vez y de manera similar al oído para crear una experiencia expandida.

De la presentación de Gal* in_dog, tomando en cuenta que su sonido va de la mano con su trabajo visual, podemos esperar sonidos lentos, llenos de ecos y repeticiones apenas sugeridas, como esas atmósferas espesas que de tan finas y prolongadas pareciera que estás escuchando el viento (y esto no es una metáfora cursi, así suena), en fin, con todos los recursos sonoros y visuales con los que cuenta Galindo, muy probablemente lo que tendremos, con ruido o silencio o ambientes envolventes, será sinestesia pura.

Además, más que un compositor en escena, Gal* in_dog parece más un científico loco envuelto en papel aluminio que protege su cerebro de las ondas de algún satélite del gobierno, con cascos llenos de cables y objetos indescriptibles. ¡Vayan a su página!
Samples de su disco s_nd
Post_Colonial Discontinuum, de Guillermo Galindo, para ensamble de cámara y cyber totemic sonic object (MAIZ), interpretado por el Earplay Ensemble
Daniel Menche
“La música es como la sangre, hay que amplificarla, lo más fuerte posible, hay que hacer que sangren las bocinas”


Escuchar al estadounidense Daniel Menche es como escuchar ese insoportable sonido que hace una gota de agua que cae en un fregadero de aluminio y que no sabes en qué momento se volvió un tifón que provoca un ruido ensordecedor. Menche sobrepone una infinidad de capas y capas de sonido, por lo que, literalmente, no llega al ruido propiamente dicho en su trabajo, sin embargo, la dificultad de seguirle el rastro a todas y cada una de estas capas hace que uno se pierda en un mar de estímulos sonoros y termine confundido e inmerso, olvidándose de los sonidos en lo particular e insertándose en esta marea auditiva. El ruido que uno puede percibir en la música de Menche se genera no tanto por los instrumentos y dispositivos que utiliza, sino por el rango sonoro tan amplio que maneja, por la dificultad de ordenar en la cabeza tantísima información. Menche es ordenado, sus piezas no son un frenesí de cambios de ánimo abruptos, sino que conllevan un nivel de concentración increíbles, sabe cuándo meter y cuándo quitar tal o cual sonido para poder mantener esa frágil línea que hace que un escucha permanezca atento por más de treinta minutos, capaz de sostener un zumbido que poco a poco se convierte en un sonido nítido, insoportable, para luego deshacerse en una vibración más grave, luego más aguda otra vez, con cambios tan leves que uno puede darse el lujo de quedarse a escuchar qué sigue, qué puede ser mejor todavía. Sólo que habrá un pequeño detalle: Menche, aunque increíblemente sutil, no es nada callado, su presentación dentro del Palacio de Medicina será, con seguridad, por demás escandalosa.
Aquí pueden descargar samples:

Radiant Blood

Sunder
1 y 2

Deluge 1 y 2

y un montón más aquí:

Pero hay otra cosa, obras como las de Menche llaman la atención por recurrir a aspectos elementales para generar una experiencia verdaderamente personal con el sonido. Son lo suficientemente amplias como para que el escucha pueda detenerse en una determinada capa, descomponerla y quedarse en ella por mucho tiempo, mientras todas las demás pasan y vibran al mismo tiempo, casi presintiendo qué otro sonido se dejará venir, metiéndose así en el mismo flujo del que está arriba orquestando todo esto, o sea Menche. Y cuando esto pase no estaremos hablando de música, efectos electrónicos, distorsión o noise, sino de sonido puro y una audición atenta.

Para más descargas y demás, vayan a su página oficial o a su blog, donde también encontrarán fotos de su perro.



Nurse With Wound

La legendaria banda británica Nurse With Wound, formada en 1978 y actualmente lidereada únicamente por el mítico Steven Stapleton, se presentará en un extraño acto de aparición en la segunda de las jornadas de electrónica experimental de Radar, y decimos extraño acto porque, pese a la importancia de NWW dentro de la música experimental de las últimas décadas, hasta el 2005 llevaba 21 años de ausencia de los escenarios, por lo que su presentación dentro de un escenario mexicano, en este caso dentro de las cálidas (por no decir casi íntimas) instalaciones del Palacio de Medicina se antoja como un verdadero sueño guajiro hecho realidad para los melómanos y conocedores. Y es que, en su larga y discontinua carrera, NWW ha lanzado más de cuarenta discos, de los cuales la mayoría sólo ven la luz en ediciones limitadísimas (la mayoría de ellos con portadas creadas por el propio Stapleton bajo el pseudónimo de Babs Santini, bien vale la pena ver el arte de sus portadas), por lo que tener la oportunidad de ver al mismísimo Stapleton desarrollando su teatro del absurdo en el escenario, se antoja como una de las veladas más emotivas y raras de todo Radar 8.

El sonido de NWW es complicado, si no es que hasta peligroso de definir. La crítica especializada (asch) suele definirlo como el creador del género industrial, pero Stapleton prefiere no ponerle etiquetas a su trabajo. Y es que, al escuchar a Nurse, uno piensa en muchas cosas menos en tratar de meter todo el lodazal que suena en uno sólo de sus discos en una sola categoría. Nurse rebasa toda posibilidad de clasificación, desde los instrumentos, dispositivos electrónicos y objetos que utiliza, pasando por la enorme cantidad de distintos sonidos que hacen acto de presencia en su vaivén sonoro, hasta llegar a todos los cambios abruptos de ritmo, volumen e intensidad. Y uno tiene que encarar todo esto de un solo bocado.


Una batería jazzosa se mezcla con chirridos y distorsiones de baja frecuencia, grabaciones muy delicadas sirven de fondo para una trompeta que cojea, alguien destripa a una máquina y el telón de fondo de sus berridos es algún instrumento de cuerda que a veces suena delicado y a veces llevado hasta sus límites físicos, grabaciones aleatorias entran de repente, como cuando juegas con la perilla del radio, guitarras eléctricas que inicialmente eran demasiado notorias, poco a poco, se amplían hasta mezclarse con otros sonidos, no distingues si los chirridos del principio son ruidos electrónicos, voces demasiado distorsionadas o una trompeta oxidada, una grabación se repite indefinidamente, de repente parece que se terminó, pero entonces entra otra grabación a todo volumen y todos los ruidos del principio se retoman, la frase del principio se repite horas después, sigue siendo un ruido enorme, pero comparado con la atiborración de crujidos, estridencias y toda la amalgama de instrumentos torturados esto parece ser una zona de silencio. Y de repente todo acaba. Será difícil seguir el ritmo de Stapleton, todos sus recursos entran uno después de otro, no has acabado de acostumbrarte a uno cuando de repente se ve cortado y entra cualquier otra cosa, por lo que la audición de Nurse With Wound se antoja fragmentaria, despedazada, pero sobretodo, nada atenta ni servicial.

No habrá prórroga ni condescendencia para nadie la noche del 20 de marzo, Stapleton llevará el sonido de Nurse With Wound hasta sus últimas consecuencias, con treinta años de ser una referencia obligada dentro de la escena experimental y su gigantesco repertorio de recursos sonoros, con clasificaciones o no, aunque, quizá, la mejor definición de lo que Nurse With Wound hará el próximo viernes 20 de marzo esté en las palabras del propio Steven Stapleton:

Lo que hace Nurse es simplemente surrealista
Nurse With Wound en el Great American Music Hall, San Francisco




Guillermo Galindo en acción

domingo, 1 de marzo de 2009

Daydreaming con Oren Ambarchi


Oren Ambarchi

Ya viene el ciclo de Electrónica Experimental en Radar, uno de los más esperados y quizá el que cuenta con los adeptos más fieles, desde los días de Decibel en que el ExTeresa que prometía caerse a la menor provocación, hasta aquella presentación en el MIDE en la que, más que escenario, la tarima parecía un laboratorio lleno de juguetes, guitarras, pedales, cajas llenas de plugs, micrófonos, tornamesas y proyecciones de video en vivo.

Todo indica que la noche del 19 de Marzo será algo muy parecido a eso.


Para empezar, el peruano Christian Galarreta abrirá esta sesión con su ruidero. De él pueden leer con más detalle en el post de Sirako que está acá abajo.



La Orquesta Silenciosa

Luego sigue La Orquesta Silenciosa, uno de los grupos experimentales más importantes en México. Actualmente integrada por Alexander Bruck, Antonio Dominguez, Arthur Henry Fork, Manrico Montero, María Lipkau, Paul Marrón y Salvador Villanueva, este grupo fusiona la improvisación electroacústica con medios audiovisuales (de los que se hará responsable Dominguez).

Las presentaciones en vivo de La Orquesta Silenciosa suelen ser muy interesantes, no sólo por ver a un conjunto numeroso improvisando con un sinfín de instrumentos y objetos, sino por la atmósfera intimista y algo oscura que generan: instrumentos crudos, objetos alterados, ejecuciones limpias a la vez que desconcertantes. Vayan a su myspace para que se den una idea.




La Orquesta Silenciosa forma parte del Label Mandorla (que maneja uno de sus integrantes, Manrico Montero), especializado en música digital y experimental.





La Orquesta Silenciosa con Hidekazu Wakabayashi & Ryuta Kawabata en el Laboratorio de Arte Alameda, Noviembre 2008






Oren Ambarchi

Oren Ambarchi (Sydney, Australia, 1969) es el plato fuerte de esa noche de jueves. Compositor y multiinstrumentalista, su trabajo se ha centrado principalmente en la investigación de los sonidos de la guitarra, logrando experiencias audibles en las que ya no se puede reconocer el instrumento en cuestión. Lo que se percibe es un sonido completamente nuevo, inidentificable, abstracto, y sumamente leve.

Los soundscapes de Ambarchi son absolutamente elegantes, nítidos y concretos, uno tiene la idea, al escucharlo, que las cosas sólo están pasando, fluidamente, como si nadie estuviera tomando decisiones arriba del escenario o detrás de la consola del estudio de grabación.Su repertorio de sonidos está tan procesado, catalogado y cuidado para su ejecución en vivo, que uno tiene la impresión de que está escuchando un sonido continuo, con cambios difíciles de identificar.




Pongamos un ejemplo de lo que es capaz Ambarchi: quienes asistieron a la prolongada presentación de Möslang, Müller & Kahn en el MIDE hace dos años, recordarán cuán quieta era la actividad en el escenario, parecía que el trío de suizos se estaban hablando al oído entre sí, los cambios en el sonido eran apenas notables e incluso sus movimientos corporales (enfocados principalmente a conectar y deconectar plugs y manejar laptops) eran apenas perceptibles. Este escenario sonoro fue tan sutil y tan agradable, que la presentación se extendió más de la cuenta (fue la más larga de la noche), al grado de que, al primer silencio, el público tuvo que aplaudirles para que ya terminaran.

Pues el sonido de Oren Ambarchi es aún más leve, los cambios son todavía más sutiles, es una atmósfera tan cuidada que hay poco o nulo espacio para cambios bruscos, es difícil reconocer el sonido de lo que se está escuchando cuando de repente, casi sin poder darse cuenta, entra otro sonido igual de abstracto e irreconocible. Uno puede no percatarse siquiera del paso del tiempo, porque sus soundscapes son tan leves que afectan la temporalidad de quien lo escucha: por un lado pueden requerir de un nivel de concentración alto para desmenuzar el sonido, y al mismo tiempo es posible sólo sentarse y meterse en ese conjunto de capas y capas apenas distinguibles que generan todo un entramado sonoro espeso pero fluido, cargado pero leve.

Pero no se asusten. Hay un aspecto de Ambarchi que me parece vale la pena subrayar en primer lugar para aquellos que planeen ir al Palacio de Medicina el jueves 19 de marzo: es sumamente armónico, es un sonido placentero, de esos que, por decirlo de alguna manera, no está peleado con los efectos visuales del iTunes; el manejo tan elegante de sus instrumentos y dispositivos provoca un sonido pleno, sin trabas, que muchos ya quisiéramos de fondo en elevadores y servicios telefónicos.






Los paisajes sonoros que Oren Ambarchi tiene preparados harán que la mayoría se siente (cosa que se va a agradecer) y que, uno que otro –que los hay y habemos– se relaje y cierre los ojos el tiempo que dure la presentación, que puede ser más de lo que el reloj marque.




Oren Ambarchi en Mills Gallery, Boston Center for the Arts, 2006



A pesar de esta sonoridad controlada y sumamente fina de Ambarchi, quienes quieran verlo sobre el escenario antes de su presentación dentro de las jornadas de electrónica experimental de Radar, podrán verlo con capucha y guitarra en mano cuando se suba a tocar con Stephen O'Malley, Greg Anderson y Attila Csihar en la presentación de Sunn O))) en el lunario del Auditorio Nacional el sábado 14 de marzo. Podrán ver cómo un músico elegante y refinado hace lo que hace cuando hay de por medio pedales, murallas de sonido concreto, capuchas y niebla artificial sobre el escenario (aquí un ejemplo de lo que podría pasar).





Oren Ambarchi